Natalia + Susana

El amor, casi siempre llega por la espalda. Como una sorpresa, como un abrazo, como una demostración de que nunca estamos preparados para nada: incluso tampoco, para lo mejor. Suelen escribirse, con los dedos, te quieros en la espalda. Porque así llega, casi siempre, el amor: por detrás, con una avalancha de sonrisas como respuesta a su regreso.

UN AMOR DE CARRETERA

Les gusta viajar en carro. Conocer pueblos. Recorrer kilómetros de verdes inhóspitos. Cuando se estaban conociendo, puebliaban mucho. Desde San José de la Montaña hasta Belmira. Natalia maneja, Susana pone la música. Paseos sencillos, donde lo simple es lo que anhelan: un árbol, un río, un atardecer que pasa despacio, una parada para un café. Conversando y viajando fue como se conocieron. Conversando y viajando es como son felices juntas.

De esas travesías, hace parte la del 31 de diciembre de 2018, en Jardín. Fue un fin de año especial, lleno de rituales, de gratitud, de energía alegre. Se quedaron en el Hotel Plantación con Chóloco, el perrito que ambas adoptaron.

Natalia habla, habla mucho. Susana es más reflexiva. Cuando están juntas, se ríen todo el tiempo: es un amor de carcajadas libres. Susana más metódica. Natalia más por las ramas. Susana más introvertida, aunque Natalia dice que a ella sí le cuenta muchas historias. Natalia más despistada, aunque Susana dice que es un solecito brillante, amarillo, que va por ahí… Natalia espiritual. Susana agnóstica. No alcanzan a ser polos opuestos, porque el disfrute por las cosas simples de la vida las mantiene en un universo igual.

LA PROPUESTA

Susana, riéndose, dice que Natalia no se acuerda de esta historia. Natalia, riéndose también, dice que es verdad: que no se acuerda. Las dos tienen un ritual íntimo que consiste en escribirse con los dedos palabras en la espalda y van adivinando qué dicen. Una de esas noches, Susana le preguntó —en ese lenguaje de piel— que si se casaban. Natalia dijo que sí, aunque no se acuerde.

Ella, recuerda otra historia: una conversación entre las dos, sentadas en el sofá, con la naturalidad de dos personas que se quieren y que quieren compartirse.

Y hay una tercera en la que las dos coinciden: un día, Susana llegó a la casa; a esa casa que disfrutan tanto, que es su cotidianidad, su refugio, y le entregó un anillo. Al tiempo, Natalia hizo lo mismo. Cualquiera puede ser la historia, porque todas son lo mismo: querer estar cerca cuando el destino llegue.

LAS INVITACIONES

Las hizo Susana. Una ilustración, un mapa de Jardín (por su gusto por ellos), una tarjeta digital invitando a la gente a compartir un ritual de amor. En los detalles, en los colores, en las flores estaban ellas. En la manera en la que decidieron enviarlas, también: por WhatsApp.

LOS LOOKS

Querían estar cómodas. Poder bailar, moverse, brincar. Y, sobre todo, querían algo que pudieran seguir usando después. No le ven sentido a comprar o mandar a hacer un vestido para unas pocas horas. Con esto claro, Carolina (una de las grandes amigas de Natalia) y Natalia se fueron de shopping.

Para Susana eligieron un jean oscuro con una camisa blanca de tela encaje. Ese día se adornó el pelo con una peineta de flores y optó por unas botas texanas con estampado pitón. Natalia prefirió una falda larga de jean y una camisa blanca de hombros descubiertos. Sus complementos: una corona de flores y, también, unas botas texanas.

Esas prendas que usaron, guardan toda la energía de ese día. Tal vez es lo que más les gusta, lo que más querían: volverlas a usar y evocar los recuerdos, las sensaciones bonitas, el amor que se quedó impregnado.

LA FAMILIA QUE SE ELIGE

Quizás como un acto de revolución serena, como una analogía a lo que son, fue que celebraron algo íntimo, con pocos, con los certeros. Al principio pensaron hacerlo en La Concha, porque fue uno de los primeros viajes que hicieron, pero después, por logística —sin olvidar la trascendencia— eligieron el Hotel Plantación. Ese lugar que significó tanto para ellas como un símbolo de nuevos comienzos. Ese lugar que también reflejaba el gusto por puebliar, por conocer lugares con propósito, coherentes en su totalidad.

No hubo algún concepto, en sus mentes siempre estuvieron las ganas por hacer algo sencillo, cálido, donde sintieran esa protección que albergan quienes las quieren. Algo sutil, pero con mucho fondo. También, una fiesta muy igualitaria, porque eso son: pares, iguales. Nunca han tenido una relación de roles, ni de mitos hetero normativos. Libertad es quizás la palabra con la que entienden la vida, el cariño que se tienen.

“Si se les pude decir wedding planners a las amigas, ellas fueron”, dice Susana. La planeación, la organización y, por supuesto, lo que pasó durante esos tres días (que no se olvida, que no se borra) fue gracias a lo que logra el cariño: una sinergia poderosa. Los créditos son para las amigas de Natalia, esas que la han acompañado desde el colegio y que supieron que Susana llegó para quedarse, para ser parte de una amistad que se alegra por la alegría de todas. Los créditos, entonces, son para las amigas, las amigas de las dos. Desde el momento uno, fue un encuentro entre las personas más especiales para ellas. Una reunión de saberes, habilidades y amores. Un pacto.

Valentina y Carolina se encargaron de peinarlas y maquillarlas. Se arreglaron en el mismo cuarto, con la tranquilidad del día a día. No solo ellas: todas. Entraba y salía gente todo el tiempo. Pusieron boleros, salsa, tomaron coctelitos, conversaron, se rieron. Se disfrutaron cada instante, cada rito.

Marcela fue la fotógrafa oficial, pero Valeria y Elisa le ayudaron con las fotos de los looks: colgaron la ropa en las ventanas del hotel y en una escalerita. De tanto ir a matrimonios, aprendieron, dice Natalia.

Desde el principio fue un ritual. Un do it yourself colectivo. Una recompensa que la amistad verdadera es capaz de otorgar.

EL RITUAL

Teresa es la gran amiga de Natalia. Su confidente. Su mapache, como se dicen de cariño. Fue ella la primera persona a la que Natalia le contó sobre Susana. Fue ella su primer abrazo, su enorme apoyo para reconocerse, para amarse libre, para vivir ese amor sin miedo —con todo lo que eso implicara—. Entonces, quisieron que fuera Tere, el mapache rabino, quien las uniera.

Se encontraron las tres en Pergamino, un domingo, para desayunar mientras planeaban el ritual. Ese ritual que le sacaría lágrimas a Natalia y también a Susana. Ese ritual donde Chócolo estuvo siempre en medio de las dos.

Tú me invades como la maleza 
me enamoras sin que yo lo sepa... 
tus labios como volcán hirviendo 
tu mirada como ceniza oscura 
tu piel quemada por mis miedos 
es tu universo que me invade de ternura…

Sonó Como maleza, de Yuri Buenaventura mientras a Natalia la entraba Valentina y a Susana, Lorena.

Hoy estamos reunidos para celebrar el amor de dos mujeres, dos mujeres que personalmente me han enseñado el verdadero significado de la valentía y es por esa valentía que estamos hoy todos aquí sentados. Sentados con un compromiso y una responsabilidad gigantes, no solo de acompañarlas y protegerlas en su camino; sino porque un rito como el de hoy tiene que dejar de ser una excepción y volverse una realidad. Hoy no solamente vamos a celebrar el amor de ellas dos y las vamos a celebrar, sino que estamos dando un paso adelante y un ejemplo para que las demás personas se den cuenta lo que hemos vivido con ustedes: que el amor es lo más fuerte. Así vamos a recordar este día siempre.

Esa fue la introducción de Teresa, con una voz que dejaba al descubierto su emoción, su sinceridad, su gratitud por hacer parte de ese momento.

Fue un ritual corto, donde Andrea entregó un cristal a cada pareja para que les transfirieran los mejores deseos y la energía más poderosa. Esos cristales están en su casa, las acompañan y las protegen —como dijo Tere— todos los días. Después hablarían Carolina y Camilo, su esposo, como padrinos y testigos del encuentro.

A pesar de que cuando todavía no habían llegado los invitados, las dos, en el silencio y la complicidad de la noche se leyeron sus votos, Susana le escribió un poema a Natalia que le leyó al finalizar el ritual:

Amarnos es una redundancia porque el universo entero es amor.

Desde lo sutil y lo inmortal siempre seremos uno, te elijo para hacer un amor en mi vida, lo elegí hace un buen tiempo, te elijo una y otra vez.

Te elijo para amarte con tropiezos, con caos imperfectos, para que seamos un constante recuerdo que somos infinitas, que estamos completas, que estamos vivas.

Te conozco y me reconozco, nos amo, amo lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos, amo todo de ti y todas tus versiones, con cada una de ellas me quedo y cada una de ellas habitará siempre en mí.

A Natalia aún no le alcanzan las palabras para describir lo que sintió ese día, lo que sigue sintiendo cuando evoca ese ritual. Han vivido muchas cosas para poder celebrar el amor de dos mujeres, pero, más que eso, fue la entrega de tantas personas, el cariño demostrado, la amistad a prueba de años, lo que le revolcó el corazón. El amor, en todos sus matices, está hecho de intenciones.

De ese ritual, les quedaron los cristales, el álbum con fotos instantáneas que tomaron ese día y la convicción de que, como dice la canción, el amor invade como la maleza… En el buen sentido, en el mejor de los sentidos: es capaz de llenarlo todo.

LA COMIDA

Ser coherentes con lo que celebraban, incluía, además, ser coherentes con el lugar en el que lo hacían. Por eso, respetaron —y disfrutaron— el manifiesto del hotel. La comida fue árabe-vegana: humus de diferentes sabores, panes, aceitunas, galletas y muchos postres. Comieron en el patio del hotel, siendo ese grupo que son: alborotados, alegres, habladores. La alegría como matiz de vida. ¿No es acaso eso lo más parecido a estar vivo? ¿Vivo de verdad?

PUEBLIAR

Si de puebliar se trataba ese encuentro, querían que la fiesta estuviera acorde con lo que es en Jardín. Para ir del hotel a la fonda (que reservaron y decoraron con bombas de corazones), utilizaron la famosa atracción turística del pueblo: el gusano pachanguero, un “tren” con varios vagones, lleno de luces y con música muy alegre. Una sorpresa que Natalia y Susana les tenían a los invitados y que se gozaron como suelen hacerlo cada que están de paseo.

No se acuerdan cómo se llama la fonda que reservaron, pero se acuerdan de que fue Olmes, el dueño del lugar, quien les dio gusto repitiendo una y otra vez De Oro, esa canción a la que se le escucha decir como es trigueña tu piel, tu corazón sonriente, como tu boca candente, así te quiero mujer, que Susana le canta tanto a Natalia un día común y corriente antes de salir para el trabajo. Esa canción que suelen bailar juntas a las seis de la mañana como si se tratase de un ritual de buenos días. Esa canción que, milagrosamente es capaz de resumir este fragmento de vida que están viviendo ellas dos. Una vida al son de melodía, al compás de un sol que, si no sale, se inventan.

Esa rumba, en la que sonó muchas veces esa canción, duró hasta la una de la mañana, pero la fiesta sigue estando dentro de la casa de las Jaramillo Yarce Chócolo; porque donde hay amor, hay baile.

. . .

Esta Libreta, que intenta honrar el amor, que le da todos los créditos que se merece, que se emociona con cada grieta del corazón, quiere desearles a ustedes dos muchos bailes a las seis de la mañana y de la tarde, muchos pueblos, mucho viento en la cara y mucha salsa de fondo.

Y a sus amigos, tan cómplices, tan necesarios, tan presentes, también queremos incluirnos. Porque el amor que se atreve es el amor que trasciende. GRACIAS:

María Teresa Ramírez.
Daniel Baloco.
Valentina Sierra.
Miguel Escalante.
Carolina Tascón.
Camilo Restrepo.
Raquel Ángel.
Ricardo Jaramillo.
Valeria Gómez.
Diego López.
Andrea Londoño.
Santiago Tobón.
Elisa Botero.
Sebastián Sierra.
Marcela Isaza.
José De La Roche.
Verónica Osorio (con Mati en la barriguita en ese entonces).
Camilo Jaramillo.
Lorena Cárdenas.
Juan Esteban Valencia.
Amalia Londoño.
Juan Esteban Restrepo.

APUNTES FINALES 

¿Qué consejos les darían a todas las parejas que en este momento están organizando su matrimonio?

- La belleza está en la armonía y la coherencia de esa historia que van a contar. Entonces que sea así: coherente con lo que son para que se sientan muy felices después.

- Que sean muy auténticos, que se conecten con lo que hay dentro. No seguir modas.

- Llegar a acuerdos y relajarse. Dejar que las cosas fluyan.

Tres cosas que consideren clave para que una relación sea un éxito:

No tenemos ni la más mínima idea. Las relaciones están llenas de altibajos, son difíciles y cuestan. Están llenas de errores, pero si uno está feliz hay que fluir también con la marea.

Un error para no volver a cometer:

Escogimos el lugar antes de tener la lista final de invitados, y no pudimos meter más gente porque ya no cabían. Así que primero tener claro cuánta gente es y después, según ese número, escoger.

EN CASA, BAJO EL LENTE DE VALE DUQUE

Naty y Susy hicieron equipo con sus amigas el día de su matrimonio: unas las maquillaron, otras tomaron las fotos, otras decoraron. Esta Libreta morada hizo equipo con Vale, de @vduquefoto, que es cómplice y amiga incondicional, porque para acompañar una historia bonita, unas fotos más bonitas. Que hablen de cómo quererse con el alma y con valentía. Una sesión #vdfencasa para sonreír. Para recordar(nos) que amar siempre será para valientes.

ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.
(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

CRÉDITOS

  • Fecha: 17, 18 y 19 de mayo de 2019.
  • Lugar: Hotel Plantación, Jardín.
  • Wedding planner: Susi y Nati y todas las amigas de Nati. Especialmente, Caro Tascón y Andre Londoño.
  • Fotografía matri: Marcela Isaza; y video, Elisa Botero.
  • Fotos de pareja: Valeria Duque en Casa, por VDF.
  • Look de Nati: Zara.
  • Look de Susi: Mango + American Eagle.
  • Zapatos de Nati: @lola_relola
  • Zapatos de Susi: @deaparshoes
  • Accesorios de las dos: Jabalinas.
  • Maquillaje y peinado: Carolina Tascón y Valentina Sierra.
  • Decoración: Jabalinas + Mariana Gallón.
  • Comida: Hotel Plantación.
  • Invitaciones: Susi.
  • Música: Daniel Baloco y Santiago Tobón.

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