Andrea + Alejandro

Hay quienes creen que un parasiempre no es una utopía. Hay quienes creen que las almas gemelas se reconocen. Hay quienes confían en que los tiempos y los ritmos de los que se encuentran, son precisos. Hay quienes sueñan y después abren los ojos para ver que están ahí: Andrea y Alejandro.

UN CAFÉ

La cita era a las 5:30 de la tarde en Juan Valdez de Oviedo. Un viernes 14 de febrero. San Valentine. Tenían algunos amigos en común, pero no se conocían. Andrea le había hablado por Facebook a Alejandro: le tenía una propuesta comercial. Sobre el tema conversaron, como mucho, quince minutos. El café se convirtió en comida, en una noche de pizzas al día siguiente, en muchas más que llegaron después, en una propuesta, en una vida juntos. El café se convirtió en cinco años y tres meses de caminar de la mano, de viajar, de saber quererse, de aprender a sortear la tranquilidad de él con la chispa de ella, de crear ese amor eterno que tanto anhelaron ambos.

CENTRAL PARK PARA SIEMPRE

Alejandro suele reflexionar sobre la vida. Suele hablar del futuro, de lo que viene, de lo que sueña. Ese día, 30 de septiembre, después de caminar muchas horas por las calles de Nueva York, se sentaron en Central Park. Entonces, empezó a hablar… a contarle a ella y también, así mismo, la pareja que eran, cuánto se querían. En el video, que Alejandro grabó a escondidas, se ve a Andrea recostada en las piernas de él. Se ve, también, cuando él saca la cajita y se la muestra a ella. Cuando le pregunta si quiere casarse. Cuando ella empieza —de los nervios, la alegría, lo inesperado— a gritar, a gritar mucho y después hay una mezcla de gritos con lágrimas. Con besos. Con abrazos. Con los matices diversos del amor. No hay casi palabras: los momentos más especiales suelen arrebatarlas todas. Se ve —en los ojos de Andrea y en la sonrisa de él— mucha dicha.

Una dicha que querían vivir entre los dos. Por eso, se demoraron para contarle a los demás. Decidieron saborear el momento, los días que les faltaban de viaje. Decidieron seguir recorriendo Nueva York sin afanes, con la serenidad de quien respira en paz.

LA PLANEACIÓN

No teníamos idea de nada. Es lo que responde Andrea cuando le preguntamos qué querían hacer. Tenían el comienzo: un matrimonio de muchos invitados. De ahí, el rompecabezas tomó forma. El lugar: Casa Bali, porque el salón era amplio, porque el coctel podía ser afuera, por el ambiente imponente. La fecha: junio o julio, porque qué rico un día de verano, un día de sol y cielo azul. La comida: paella, porque los dos tienen un gusto y una devoción especiales por España. Entonces, poco a poco, el concepto fue surgiendo: un matrimonio elegante, sobrio, clásico; con toques mediterráneos, españoles. Con detalles que no pasaran desapercibidos por puntuales, por bien pensados, por memorables.

La planeación fue entre los dos. Ella más pendiente del detalle, él más dispuesto a leer la energía de las personas con las que trabajarían. Daba ideas, escuchaba, hacía comentarios generales. Un trabajo de juntar gustos, personalidades, de tejer una nueva historia entre lo que son: un equipo.

MILLANOVA BRIDE

A Andrea le gusta la moda. Disfruta armar looks, arreglarse para salir. Tiene un estilo definido, que ha ido creando con el tiempo. Quería verse muy princesa. Lo tenía claro. Por eso, antes que tener vestido, tuvo corona. Una tejida a mano, con estructura en bronce y enchapada en oro, con cristales de swarovski dorados, plateados y ópalo, hecha por Zawadzky. Aprovechó un viaje a Bogotá para medirse vestidos. Se midió muchísimos. No lo encontró.

Después, con su hermana y su mamá, fue a La Esposa, en Vizcaya. Cuando Albita, la asesora de imagen, entendió su estilo le mostró un vestido de MillaNova. A Andrea, que tenía en su mente llevar manga larga, no le cuadró mucho. Sin embargo, empezó la función: uno, dos, tres, cuatro, seis vestidos. El último, ese manga sisa, bordado de principio a fin con pedrería, de corte sirena, con escote pronunciado adelante y con unas capas (que se podían quitar) bordadas en las esquinas con brillantes fue el que la cautivó. También a su mamá, a su hermana, a las amigas que llevó después para confirmar que ese vestido lo habían cosido a su gusto.

Alejandro nunca dudó de María Zuleta. Fue su primera opción. A diferencia de muchos novios, que casi siempre eligen azul, él conservó un negro clásico combinado con gris claro.

LA CEREMONIA

Si le preguntan a ella cuál fue el momento favorito del día, responde, casi sin pensarlo que la entrada a la iglesia. Primero entraron cuatro pajecitos: Pedro y Emma, dos primitos de Alejandro; Elena, una primita de Andrea; y Matilda y Mariana, las hijas de unos amigos. Después, con la marcha nupcial de fondo, ella con su papá.

Fue una ceremonia especial, no solo porque los dos creen en Dios y entonces, había una convicción profunda por lo que estaban haciendo; sino porque las canciones que eligieron las cantó Sofía Fernández, gran amiga de ambos; y porque Fredy, el padre que celebró la misa, los conocía de antes. Para ellos era importante eso: alguien cercano, que les hablara desde el cariño y no desde el protocolo, que hiciera parte de la historia. Por eso, meses antes hicieron una comida a la que invitaron al padre para sentirse la familia que eran, que son, que irán formando con los años.

Fredy supo hacerle honor a eso que ellos buscaban. La misa fue, mejor, una conversación entre ellos y él. Una colección de buenos consejos. Una fiesta. Una charla de risas y amigos. No hubo votos, pero sí se expresaron su amor en varios momentos. Leyeron juntos la primera lectura: El cantar de los cantares, un texto que hace alusión a la celebración de dos personas que se quieren y se elogian.

Fue un matrimonio clásico, incluso en la manera de prometerse amor: las arras (que simbolizan prosperidad) que les regalaron en la Joyería Intercontinental las mezclaron con las que Andrea recibió de sus papás, como una muestra de que el amor también se hereda. También se entrega.

Entre un Para Siempre de Kany García; La Gloria de Dios, de Ricardo Montaner; y Shallow, de Lady Gaga y Bradley Cooper cantados por su amiga, Andrea y Alejandro salieron de la mano a celebrar que un 15 de junio soñaron estar juntos lo que dura la vida.

DETALLES MEDITERRÁNEOS

A las cinco de la tarde empezó el coctel. Las dos semanas anteriores había llovido mucho, pero por fortuna ese día hubo sol. Hubo un cielo azul sin nubes. Hubo complicidad desde allá arriba. O quizás, fueron los 240 huevos que donaron (uno por cada invitado) como un acto de solidaridad y, también, como un ritual de buena suerte. Sí que supo acompañarlos: la buena suerte, la alegría genuina de todos, el goce de un amor sin pausas.

Ese amor que, ya dijimos, guarda un inmenso gusto por España. De ahí que esa tarde de verano estuviera ambientada por Sentir Flamenco, un grupo de músicos que cantan y tocan música española. De ahí que también estuviera una mujer —muy sevillana— bailando como suele bailarse esas melodías: con el sentir de las palmas y los pies. De ahí que no faltaran los abanicos (el de ella con brillantes alrededor), los canapés ibéricos y el tinto de verano, tan icónico de aquellas tierras. Los mini Mimo’s no eran muy afines a la inspiración, eran, mejor, la excepción de la regla, pero fue una idea de Alejandro que disfruta tanto el dulce. Al final, el amor es eso: una suma de pequeñas excepciones que nos hacen felices.

COCINA EN MOVIMIENTO

Siguiendo con el homenaje y el gusto por lo mediterráneo, la fiesta empezó temprano: ¡con paella! Una especie de show en vivo a cargo de Cocina en Movimiento, donde en vez de tener un plato servido, cada invitado se acercaba a elegir la cantidad y el sabor (mixta o vegetariana). La sección dulce, otra vez a cargo de Alejandro: mini brownies melcochudos, torta de zanahoria con arequipe, torta de chocolate con arequipe, mikao de arequipe y bizcocho de novia para los más tradicionales. Sí: le encanta el arequipe. Es capaz de comerse un tarro entero solo. Mientras tanto, Juan Astronauta tocó el saxofón como él suele hacerlo: magistral. La noche —si de gastronomía se trata— terminó con miniperritos. ¡No fallan!

UN CAMBIO DE LOOK

Para la ceremonia y las primeras fotos, Andrea tuvo su vestido completo: el de corte de sirena con las capas que le daban una apariencia de realeza. Optó por un peinado hacia atrás con ondas bien formadas y un maquillaje con toques brillantes, pero de colores tierras naturales. Para la fiesta, se quitó las capas y sus cómplices Mandrea y Saimon (que también fueron invitados) le hicieron una cola y unos labios más oscuros. ¡Hora de la parranda!

GOLPE A GOLPE / LA FIESTA

Voy a regalarte en un beso la luna
Voy a acariciarte bajo el frío de la Sierra
Voy a regalarte en un beso la luna
Voy a acariciarte bajo el frío de la Sierra…

Sonó Carlos Vives con El Amor de mi Tierra y Andrea y Alejandro se bailaron ese amor, se miraron riéndose, se dieron cuenta de la fiesta que eran ellos juntos. La rumba estuvo a cargo de Dj Juanjo que supo sortear todos los gustos: desde merengue, salsa y vallenato hasta reguetón y sus clásicos. Para la hora loca, días antes se fueron los dos para El Hueco a comprar viseras, varitas de estrellas, gafas (tipo motocross). Ella usó una capa de colores tornasol y él unas gafas con muchos brillantes: a los dos les fascina el reguetón. Para que quedara muy claro, el artista invitado de la noche fue Golpe a Golpe. Más allá de un concepto urbano, querían recordar épocas y que los demás lo hicieran, traer a la pista de baile un poco de nostalgia que tantas veces resulta ser felicidad, bailar, bailar y bailar y abrir los ojos al día siguiente para darse cuenta de que todo eso lo habían vivido.

Andre y Alejo, afortunados los que sueñan y aun más, los que creen —como ustedes— en la vida, en el amor, en la fuerza de una buena compañía. En esta Libreta les deseamos tantos parasiempre como quepan en dos vidas. Tantos bailes. Tantos parques. Tantas risas. Que se gocen todo con la dicha de los principios y la sabiduría del tiempo.

APUNTES FINALES

¿Qué consejos les darían a todas las parejas que en este momento están organizando su matrimonio?

No estresarse y hacer todo con tiempo.

Cosas que consideren clave para que una relación sea un éxito.

La confianza, el amor y la admiración.

¿Para dónde se fueron de luna de miel? ¿Por qué eligieron ese lugar?

Para Cabo San Lucas. Queríamos un lugar para descansar. Nada de caminar. Tirarnos en una playa. Y, sobre todo, queríamos un destino que no fuera tan común.

¿Alguna anécdota divertida para compartir?

Alejo me mandó un mensaje por WhatsApp cuando estaba esperándome en la iglesia y yo nunca lo vi. Decía algo como: “Estoy más seguro que siempre de estar el resto de la vida contigo”.

ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.

(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

CRÉDITOS

  • Accesorios de la novia: Corona diseñada a la medida por Zawadzky. Aretas, Joyería Intercontinental.
  • Maquillaje y peinado: Mandrea y Saimon.
  • Vestido del novio: María Zuleta.
  • Zapatos del novio: Carlos Nieto.
  • Comida: Cocina en Movimiento.
  • Postres: Fiona y Bake it.

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