Juliana + Alejandro

Dicen que lo que se desea desde lo más profundo, sucede. Como si las fuerzas del universo se acoplaran y pactaran entre ellas que así será. Dicen que el amor casi nunca es como lo imaginamos, pero casi siempre resulta ser mejor. Dicen que la vida entre más la planees, más cambia, más te sorprende.

EL AMOR ESTABA

Esta historia no tiene un comienzo tan sencillo. Juliana llevaba tres años con su novio. Alejandro también tenía novia. Se conocían, claro, hacían parte del mismo grupo de amigos. Iban a los mismos sitios. Después, ambos terminaron con sus parejas. Algún fin de semana, Alejandro la llamó —en plan de amigos— para invitarla a una finca. Ella lo dudó mucho, pero al final decidió ir. Pablo, el amigo incondicional de Alejandro, a manera de juego, los encerró en una despensa. De esa noche, ella recuerda que no pararon de reírse, de conversar, de conocerse un poco más. No niega que muchas veces le dijo a su mamá que quería un novio así. Él, en cambio, no niega que no eran sus planes, que nunca la tuvo en mente. Sin embargo, la vida los fue uniendo… Ella lo recordaba desde el colegio, cuando era un monito divino, las abuelas resultaron siendo primas segundas y la de él había sido vecina de Juliana. Todo, de alguna manera, comenzó a estar conectado y entonces, ellos hicieron parte de esa conexión.

Pasaron siete años de paseos en carro, de música compartida, de disfrutar de las familias. De vivir juntos en Barcelona mientras cada uno estudiaba su maestría: él en finanzas y ella en diseño de interiores. De despedirse por seis meses y sentir que a la rutina le hacía falta el otro. Pasaron siete años entre los libros de ella y el ejercicio de él, el amor por los animales de los dos, la timidez de ella y la chispa de él, la fortuna de que el amor pasara tan de repente y se quedara con ellos.

UNA NAVIDAD DISTINTA

21 de diciembre de 2018. Era la primera Navidad que Juliana había decidido pasar con la familia de Alejandro. Salieron un viernes para Amagá, donde queda la finca de él. Como de costumbre, cuando llegaron ella desempacó y después fue a saludar. No se dio cuenta de que las ventanas de la terraza de la habitación de ellos estaban tapadas. Quizás fue el cansancio. Quizás lo poco que pensaba en propuestas sorpresas. Comieron en familia, hicieron la novena, conversaron, se entregaron los aguinaldos… Después, vino el anuncio de la mamá de Alejandro: todos para los cuartos que llegó el Niño Dios. A Juliana le pareció raro. Ya se habían dado los regalos, pero su suegra era la cómplice número uno —y la única— de lo que estaba por suceder.

En la mitad de la manga, había una mesa. De un árbol colgaban lucecitas navideñas y fotos de los dos. Una colección del paso del tiempo, de esos siete años juntos, de ese recorrido que habían caminado de la mano. Encima de la mesa, una rosa, varias velas y una carta. A Juliana no se le pasó por la cabeza que era una propuesta de matrimonio. Pensó que era un regalo de Navidad, “el Niño Dios” de él para ella. Cuando estaba por terminar de leer la carta, comenzó a sospechar y entonces a temblar: con las manos, con las rodillas. Al final había una foto de ellos dos cuando estaban empezando: esa noche salieron a comer, a Juliana se le cayó un anillo y Alejandro lo recogió. Justo cuando se lo estaba poniendo, el fotógrafo del bar les tomó una foto. Esa analogía de tanto años atrás se volvió real. Debajo de la mesa había un tronquito que decía Para toda la vida y dentro de él estaba el anillo. Ni las rodillas ni las manos dejaron de temblar. Eso pasa cuando las emociones no caben del todo en el cuerpo. No hubo fotógrafo que capturara el momento justo cuando Alejandro le puso el anillo a Juliana, pero parecía un flashback, un recuerdo que se repetía, la vida siendo reminiscencia. Esa manía de las coincidencias de lograr que cada punto tenga sentido.

Celebraron: ese viernes, ese sábado, ese domingo. Siguen celebrando, que hace ocho años la vida tuvo la osadía de cruzarlos.

CONCEPTO / DECORACIÓN

Antes de que todo tomara forma, lo primero que quiso Juliana fue casarse en verano. Eligió el primero de junio, una fecha cercana al cumpleaños del abuelito  que ya no está, como una manera de sentirlo cerca de ella, de celebrarlo, de honrarlo. Eligió la iglesia Camino de Emaús, donde está su abuelita; para también contar con su energía, con su presencia espiritual.

Su personalidad perfeccionista y su obsesión de arquitecta por los detalles, no le permitieron tener wedding planner. Tuvo wedding day -Isabel Estrada- para que la ayudara con la logística, pero fue ella quien se encargó de armar la celebración. Quiso un ambiente romántico, muy alusivo a otra época con toques bohemios. Quiso velas grises, individuales y lámparas en mimbre, candelabros y mucho verde en forma de eucaliptos. Quiso contrastar ese follaje con tonos palo de rosa y vinotintos. En la iglesia quiso muchos tapetes y troncos de madera y de nuevo, árboles de eucalipto que dieran la sensación de refugio, de calidez. Quiso que el ambiente en general se viera uniforme, desestructurado, que no todo fuera idéntico: en algunas mesas había copas de colores, en otras de cristal, algunas lisas, otras con texturas… Mientras Juliana ajustaba cada detalle, Alejandro se encargó de la música: Maritza, una artista que toca en Ambiente Living, fue la elegida para la comida y dj Jose Vargas el encargado de animar el resto de la noche, incluyendo la hora loca tropical.

EL VESTIDO

En teoría, todo le queda bien. Su cuerpo se adapta a todas las siluetas. La decisión iba a estar difícil. Su mamá estaba de viaje, entonces fue con su hermano, ese hermano que adora y quiere, su amigo y su compinche. Quería la opinión de él, de un hombre, una visión más estética y menos romántica. Recorrieron varias tiendas de vestidos de novias juntos. No le fue muy bien: descubrió que es alérgica al nylon con el que tejen el encaje.

Entonces, su abuelita le contó que Las Barboto, Ángela y Sonia, aquellas modistas vieja guardia, finas y cuidadosas en su costura, eran primas del abuelo. Juliana, que siempre ha tenido afinidad con las abuelitas, no lo dudó: se fue para donde ellas con un montón de referentes de vestidos de Berta para que entre las tres llegaran a una combinación precisa. Fue amor a primera vista. Los días de mediciones y de ajustes eran los más felices. Le encantaba chismosear con ellas, tomar el algo. Admiraba su esmero, su inmersión en cada puntada, su costura exigente de tiempo atrás. Fue tanto el cariño, la conexión, que Juliana quiso que el día del matrimonio ellas estuvieran mientras se arreglaba: que hicieran los últimos ajustes, que almorzaran juntas, que la vieran con la sonrisa enorme de estar con el vestido exacto que habían logrado con tanto amor.

LO QUE NO SE PUEDE PREDECIR / LAS SORPRESAS

Quería casarse en verano, pero el sol no salió. En cambio, no paró de llover. Qué más daba: se bajó del carro sin sombrilla y entró a la iglesia mojada, pero feliz; con lágrimas de alegría, de sensibilidad, de chispa en el pecho. No paró de llover, pero lo miró con ojos de tranquilidad, de gratitud. La decoración tan invernal (Eucaliptos, velas, madera) sobresalía, encajaba más. El coctel, que nunca le gustó mucho que ocurriera afuera se trasladó para el interior; desde donde se veía el lago, las lámparas colgando, las lucecitas, un escenario romántico y lluvioso. Cada vez que lo recuerda, le gusta saber que ese día pasaron cosas que no pudo controlar y que terminaron siendo un regalo.

Como aquel concierto que les dio Pablo Mejía después del primer baile. Que los hizo sonreír con gratitud por contar con él como cómplice desde el principio, por poder tenerlo ese día, por cantar, por celebrar. Por hacerle eco y honor a esa melodía que bailaron:

Mis días a tu lado nunca han sido grises
Me gustan tus colores, todos tus matices
Andar por tu silencio sin poder sentirte
Nos sobran las palabras, somos tan felices…

Por aquellos avisos que les regaló el papá de Juliana para adornar el ambiente con letras: Better Together, Come Away with Us, So It Begins. Por aquella bata de Touché que le diseñó su prima Camila. Todo eso que no planeó, fue la vida diciéndole: esta también es una forma de felicidad.

LA COMIDA

No querían protocolos. No querían un matrimonio por etapas impuestas. El orden común dictando el ánimo de la noche. En cambio, querían libertad, frescura, fluidez. La solución fue que la comida fuera un show, una elección propia: barra amplia de ingredientes para armar un wok al gusto de cada persona y después el chef lo preparaba en vivo. Mientras los invitados hacían fila, les dieron un pocillo con una crema caliente. Otra vez, el frío combinó a la perfección. El catering de Santamonica se supo lucir tal como Juliana y Alejandro imaginaron.

Para los postres, Paula Sierra de Zona E, les hizo (por cada mesa) una torrecita con tres platos diferentes en los que había varios mini dulzuras: galletas de chips de chocolate y brownies hechos por Decciocolate (la marca de la prima de Alejandro), alfajores, trufas, brigadeiros. Un cierre dulce y a la medida.

LOS DÍAS FELICES

Los días felices tienen un matiz particular. Un color que se parece a la calma. El primero de junio de 2019 fue uno de ellos. Para Juliana, porque se arregló con su mamá, con su abuelita, porque fue testigo de la cara de alegría de su papá cuando la vio, porque disfrutó a su hermano como padrino y como amigo, porque vino su tío desde Boston con su novio, porque les entregó a sus tres primas del alma tres mini yugos para hacerlas madrinas simbólicas, porque tuvo la dicha de ver a su abuelito de 90 años gozándose la fiesta hasta el final. Para Alejandro, porque fue único, porque se trató de un momento donde las personas que más quiere estaban en un mismo lugar, porque vio a Juliana ser feliz con cada detalle, porque sintió que sus papás compartían su propia felicidad.

Es cierto: los días felices tienen un matiz particular aunque todavía no alcancen las palabras para describirlos bien. 

. . .

Juli y Alejo, de parte de esta Libreta, les deseamos menos planes y más sorpresas. Más coincidencias, de esas que les revuelquen la vida para que recuerden que lo mejor de compartir camino es ir descubriendo la ruta juntos.

APUNTES FINALES

¿Qué consejos les darían a todas las parejas que en este momento están organizando su matrimonio?

Que se lo tomen con calma, que hagan todo con amor, que disfruten el proceso, que no se estresen. Yo me estresé mucho y hubiera querido no haberlo hecho: qué bobada. 

Tres cosas que consideren clave para que una relación sea un éxito:

-Ser detallistas, respeto, comunicación y comprensión.

Un error para no volver a cometer:

Que surjan choques por cualquier bobada (hizo o no hizo, dijo o no dijo). En esos casos lo que hemos aprendido es que en vez de empezar una pelea, es mejor respirar, dar un espacio y después conversar.

¿Para dónde se fueron de luna de miel? ¿Por qué eligieron ese lugar?

El destino era sorpresa para mí. Hasta que la enfermera que nos puso la fiebre amarilla 10 días antes, la embarró y metió la pata, jajaja. Pero igual iba feliz porque no sabía nada más. Los dos teníamos claro que no queríamos turistear más de la cuenta, sino descansar, comer rico y caminar tranquilos conociendo.Nos fuimos para Curaçao. Un resort espectacular que se llama Santa Bárbara.

ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.

(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

CRÉDITOS

  • Zapatos del novio: Massimo Dutti.
  • Decoración y menaje: Paula Sierra, Zona E.
  • Comida: Santamonica Premium Events.
  • Postres: brownies y galletas chips de chocolate (Decciocolate), alfajores (La Gulería), trufas de bizcocho de novia (El Portal), merengues rellenos de almendras (Eduardo Madrid) y brigadeiros (Yaneth Brigadeiros).
  • Invitaciones: Clara Vélez (diseño) y Cristina Rodas (caligrafía).
  • Anillos: Salazar Joyeros.

  • Ramo: Paula Sierra, Zona E.
  • Música: Dj José Vargas; durante el cóctel y la comida Solistas Músicos.
  • Hora Loca: GdeP Panamá.
  • Yugos madrinas: Marta Grajales.
  • Avisos decoración: Espacios y Contactos.
  • Trago/licor: Roger Gómez.
  • Bata: Touché.

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