EL AMOR PERMANECE: MARIAM + JOSÉ PABLO

Apuntes

Si algo nos ha dejado este tiempo es una lección de impermanencia: no hay más certeza que el ahora. Suena a frase hecha, a lugar común, pero no por ello deja de ser la verdad que queda. Se aplazaron los eventos, las fiestas, los brindis como los conocíamos; llegaron las reuniones íntimas, el calor de hogar se hizo evidente, los abrazos salvaron los días. En todo caso, el amor permanece. Y eso es otra certeza que alivia.

Esta es una nueva sección —o la misma, adaptada a esta época— de historias. Más breves, más espontáneas, más exprés, porque así sucedieron. La vida cambió todas las preguntas y, entonces, hubo que inventar otras respuestas: matrimonios en tiempos de Covid-19, vía Zoom.

PRIMERA ENTREGA: MARIAM + JOSÉ PABLO

Escuchar a Mariam contar la historia de su matrimonio es una delicia. Su acento de costa saboreado y su frescura te dicen en un minuto que todos deberíamos menguarle a las revoluciones de la vida. Su historia con José Pablo empieza en 2018 cuando él la invitó a salir y ella le dijo que no. Se conocieron porque Cristina (una amiga de ella) trabajaba con él. En 2019, él volvió a insistir. “Este fin de semana voy a estar en Cartagena”, le respondió ella. “Si quieres, vienes”, le dijo como por cortesía. Hasta allá llegó él y después hasta Bogotá y después hasta Medellín. Y cada que se veían, él no dejaba de mirarla porque su naturaleza tímida habla mejor con los ojos. Los planes de Mariam apuntaban a Madrid, a vivir un tiempo en la ciudad española, pero nueve meses después de conocerse, el 31 de diciembre, José le pidió matrimonio: estaban con la familia de ella, en la plaza del hotel Santa Teresa pidiendo deseos con las doce uvas en las manos: salud, viajes, que duremos muchos años más… dijo ella. ¿Y qué tal si deseamos que yo sea tu esposo para siempre?, le preguntó él. Los juegos pirotécnicos anunciaron que eran las doce y no hubo cupo para la duda: fue un comienzo de año de alegría genuina.

José Pablo quiso siempre un matrimonio pequeño, un almuerzo quizás, con los más cercanos. Mariam, en cambio, siguió sus raíces pintorescas y planeó —con su mamá y con María Angélica Cuéter— una celebración mayúscula: ya tenían la decoración, el dj, la orquesta, el cantante, la comida, la hora loca, el vestido, el traje, la luna de miel. Las invitaciones dicen viernes 24 de julio de 2020 en el Teatro Heredia. Aún hay tiempo, pensarán algunos, incluso ellos, pero con la incertidumbre no se juega. ¿Qué podemos afirmar hoy? Casi nada. Entonces, decidieron rápido, en una semana, como se deciden y se resuelven —casi siempre— los asuntos del corazón, que se casarían por lo civil. Quién sabe qué pueda pasar de aquí a julio, para qué esperar cuando el amor está diciéndonos que el viento es pasajero, pero él se queda. José Pablo pidió un permiso y viajó por carro Medellín-Cartagena hasta llegar a la casa de Mariam.

Mayo 2 de 2020

Desayunaron los cuatro: los papás de Mariam, José Pablo y ella. Se arreglaron en cuartos diferentes. Mariam salió de la habitación agarrada de la mano de su papá y caminaron hasta la sala y en esa pantalla de computador los esperaban 250 invitados conectados por Zoom. Ella se puso un vestido blanco de Goretty Medina que estaba en su clóset y usó los accesorios de su abuelita. Él se vistió con una guayabera y un pantalón. Al final, los planes regresaron a lo que José Pablo anheló: un matrimonio íntimo, pequeño, certero. Una ceremonia civil que ofició una notaria, un brindis, un almuerzo en casa, un video con muchos mensajes de sus amigos y familiares y una serenata de vallenatos al final. Si hubiera sabido que se iba a sentir así de feliz, como si el corazón estuviera estrenando una de sus partes, tal vez lo hubiera planeado de esa manera; espontáneo y fugaz, dice Mariam. En todo caso, quedaron las fotos de un almuerzo en familia, de un 2 de mayo feliz como ningún otro y aunque faltaron los papás de él, su hermana y la de ella (que es su adoración), fue un momento de esos escasos donde te das cuenta de que estás viviendo un instante de levedad maravillosa.

Lo que vino después de esa celebración breve fue quitarse los zapatos y estar en la comodidad de la casa, de la familia. En la vida, pasa lo mismo, dice Mariam: lo importante no es la fiesta, sino lo que viene después. Ya lo dijo también Cortázar con más genialidad y poesía: “…Y cuando todo el mundo se iba / y nos quedábamos los dos / entre vasos vacíos y ceniceros sucios, qué hermoso era saber que estabas…”. Eso es lo que importa, el “Después de las fiestas”, tal como se llama el poema.

CRÉDITOS

FECHA: mayo 2 de 2020. HORA: 11:30 a.m. CIUDAD: Cartagena. LUGAR: casa de Mariam. NÚMERO DE INVITADOS: 250 usuarios en Zoom. WEDDING PLANNER: Mary Cueter. FOTOGRAFÍA: la mamá de ella. VESTIDO DE LA NOVIA: Goretty Medina. ZAPATOS DE LA NOVIA: Aquazurra. ACCESORIOS DE LA NOVIA: accesorios de la abuela. MAQUILLAJE Y PEINADO: Mariam Char. COMIDA: Adriana Santos. POSTRES: Samara Rabah Patisserie y La Pastelería by Natalia Martínez. FLORES: Viva Flor y Juliana Solano Char. DECORACIÓN: Juliana Solano. RAMO: floristería Al Ala. ANILLOS: VEO Jewelry.

…Y cuando todo el mundo se iba / y nos quedábamos los dos / entre vasos vacíos y ceniceros sucios, qué hermoso era saber que estabas…
Cortázar
Fotos: cortesía.
ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.
(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

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