Cinco hoteles con encanto en Cartagena

Apuntes

Ya hace un mes que visitamos Cartagena. La recorrimos, como se los compartimos en este artículo, con la licencia para perdernos y encontrarnos, pero también con la curiosidad para ver más allá de sus coloridas fachadas, para descubrir algunos hoteles en su centro histórico a los que ya les seguíamos la pista.

Las listas son siempre subjetivas y quizás eso es lo que las hace únicas, personales. Los hoteles que hacen parte de esta nos abrieron sus puertas, nos develaron sus secretos, nos permitieron visitar sus instalaciones en búsqueda de ideas para una boda o una luna de miel. Tal vez para celebrar un aniversario o una despedida de soltera. Una escapada romántica, un viaje de placer… En fin, sobran los motivos. Porque sí, por ejemplo, es siempre una buena razón para empacar la maleta.  

Aquí, cinco escenarios para hospedarse que conjugan historia, arquitectura, diseño y toda la identidad caribeña de Cartagena.

1. CASA POMBO

Está en pleno centro histórico, en la esquina que forma la Calle del Arzobispado y la Calle de Manuel Román y Picón. Es vecina de la Catedral de Cartagena, de la Plaza de la Proclamación y de la antigua sede de la Gobernación de Bolívar. De fachada amarilla, balcones y puertas blancos, esta casona colonial –que tiene rasgos arquitectónicos del Renacimiento– data del siglo XVI, lo que la convierte en una de las edificaciones más importantes y antiguas de la ciudad amurallada.

Fotos: cortesía Casa Pombo.

El dato nos lo cuenta uno de sus propietarios, el actor y empresario francés Claude Pimont, quien suma entre sus pasiones la arqueología, la arquitectura, el arte y la historia. Con él visitamos la casa para descubrir los encantos de esta propiedad que perteneció en 1804 a don Manuel de Anguiano, héroe de la Guerra de Independencia. Después, por 150 años, la residencia estuvo bajo dominio de los Pombo, una tradicional familia cartagenera, lo que permitió una conservación de sus características arquitectónicas coloniales.

Su restauración, a principios de la década pasada, estuvo a cargo del reconocido arquitecto Álvaro Barrero. Un delicado y respetuoso proceso en el que descubrieron y conservaron grandes tesoros históricos de la vivienda: arcos, columnas, muros originales de piedra maciza coralina y frescos de los siglos XVII y XVIII, hallados luego de remover de las paredes capas de estuco, yeso y pañete. “Nos complicamos la vida, pero nos lo gozamos”, dice con una sonrisa Pimont.

Hoy Casa Pombo se concibe como una estancia de lujo configurada a partir de 5 apartamentos –que van desde los 230 hasta los 650 metros cuadrados– dotados con todas las comodidades y servicios. Estos, a su vez, se ofrecen como habitaciones independientes. Recorrer Casa Pombo es sorprenderse con cada uno de sus espacios, con su monumentalidad, sus proporciones, su imponencia. Con su mezcla de pasado y presente. Con la piscina de su patio interior, que le confiere frescura, luminosidad y un marcado aire tropical. O el solárium y la piscina de su último nivel, con vista a la ciudad antigua, a sus atardeceres y noches llenas de magia.        

CON RESALTADOR: para celebración de matrimonios o eventos corporativos debe tomarse la totalidad de la casa. Para grupos de amigos o familias, la noche en un apartamento de Casa Pombo, para seis personas, con todas sus comodidades, tiene un valor aproximado a $1’400.000, según la temporada. A sumar, dividir y soñar. www.casapombo.com

2. CASA SAN AGUSTÍN

La bienvenida es con una toallita fría y una limonada con toques aromáticos, las dos muy refrescantes. También con la cálida sonrisa y atención de Érika, que nos guía en el recorrido por las instalaciones del hotel. Ubicado sobre la Calle de la Universidad, San Agustín es un edificio de estilo colonial compuesto por tres casas blancas. Debe su nombre a que en el siglo XVII albergó el convento de los Agustinos Recoletos.

Fotos: cortesía Casa San Agustín.

Primero convento, luego casa de virreyes, después residencia privada y ahora, desde hace cuatro años y medio, hotel boutique. Ese legado histórico y arquitectónico se revela con gran impacto en el muro que acompaña su moderna piscina, el cual, cuenta Érika, hizo parte del primer acueducto construido en Cartagena. Esos vestigios de un pasado colonial están presentes en todo el interiorismo, como en los frescos de la biblioteca, descubiertos durante el proceso de restauración, o en los techos con vigas de madera de años de antigüedad en las habitaciones.

El toque actual está dado en el mobiliario, en la mezcla de materiales, y en el servicio y confort que le ofrecen al viajero contemporáneo. Casa San Agustín tiene 20 habitaciones y 10 suites –que van desde 143 hasta 170 metros cuadrados– algunas con pequeñas piscinas o jacuzzis privadas. En ellas, los detalles son cuidados al máximo: baños con azulejos fabricados en México, amenities de la firma italiana Ortigia y lencería de la marca Frette.              

Complementan la propuesta de lujo memorable el solárium, con vista hacia la torre de San Agustín; y el spa Aurum –que significa “oro” o “amanecer brillante”–. También el restaurante Alma, en el primer nivel y con acceso al público en la tarde y la noche, donde se puede degustar de una cocina especializada en las costas colombianas en medio de un ambiente inesperado. En su patio, por ejemplo, las noches de miércoles a domingo suenan a jazz, a merengue, a son cubano. A trópico, a Caribe.

CON RESALTADOR: para realizar una boda en Casa San Agustín, entre 80 y 100 personas, se debe reservar la totalidad del hotel. No es necesario en caso de eventos más íntimos, entre 25 y 30 personas, para los que se disponen espacios como el solárium o algunos ambientes del restaurante Alma. Tienen, además, planes especiales para noches de boda, lunas de miel y aniversarios. www.hotelcasasanagustin.com

3. BASTIÓN LUXURY HOTEL

Bastión o baluarte. Obra de fortificación construida en las murallas con el objetivo de mejorar las condiciones de defensa. Protección es el concepto que mejor define a este hotel, erigido en una antigua casona colonial del siglo XVI, reconstruida para hacer de ella un hospedaje de lujo. En la Calle del Sargento Mayor, la fachada del Bastión hace difícil imaginar su “fortaleza” interior de 51 habitaciones, que lo convierte en el tercer hotel más grande del centro histórico.

Fotos: cortesía Bastíon Luxury Hotel.

Mary Cruz nos da la bienvenida en el lobby y el patio central. Muy cerca está el restaurante El Gobernador By Rauch, que sirve al hotel y al público en general  con toda su experiencia gastronómica. Vecino del patio es también un gran salón con aire acondicionado, que funciona como lugar de espera de la recepción, pero que además tiene la capacidad de adaptarse como espacio de preparación de una novia, ese donde se toman las primeras fotos y se brinda antes de salir a la ceremonia.

Del primer nivel bajamos al subsuelo, donde Mary Cruz nos enseña una de las dos suites del Bastión. 50 metros cuadrados, una decoración contemporánea de tonalidades neutras y algunos toques coloniales –como en todo el hotel–, y muchos detalles: sala de estar, minibar, cama king, tina de hidromasajes, amenities de Loto del Sur… Un refugio que combina descanso, intimidad y confort.

Del subsuelo al cuarto piso, donde el solárium, la piscina y la terraza bar propician el ambiente para disfrutar de un cóctel y de una vista 360 grados de la ciudad amurallada. Allí mismo, subiendo unas escalas, se revela un mirador muy especial que hizo merecedor a Bastión de los premios World Luxury Awards en la categoría de Hotel romántico de lujo en el mundo. Dice Mary Cruz que este lugar ha sido testigo de muchas cenas románticas y pedidas de mano. No lo dudamos. Cartagena, noche, brisa, luces, la fórmula de momentos felices.  

CON RESALTADOR: para celebrar una boda en Bastión, y procurando la tranquilidad de todos sus huéspedes, se debe tomar el hotel completo. De no ser así, el gran salón cerca al lobby o una de las dos suites pueden ser alternativas como espacio de preparación de la novia. La zona lounge de la terraza se ofrece para pequeños eventos corporativos y prebodas. www.bastionluxuryhotel.com

4. EL MARQUÉS HOTEL BOUTIQUE

En la Calle Nuestra Señora del Carmen, a escasos metros de la Plaza de Santo Domingo, corazón de la vida festiva y gastronómica del casco antiguo, se encuentra este hotel en lo que alguna vez fue una casona colonial propiedad del Conde de Pestagua.

Fotos: cortesía El Marqués Hotel Boutique.

Reseña su sitio web que en la década del setenta, la casa fue adquirida por Sam Green, un coleccionista de arte y cineasta de origen norteamericano. La vivienda aún es recordada por sus fiestas y por hospedar a celebridades del jet set neoyorkino. Nombres como Yoko Ono, John Lenon, Greta Garbo, Robert de Niro y algunos miembros de la familia Kennedy se citan en la lista visitantes. 

Para adentrarnos en su atmósfera de estilo colonial, que se evidencia en sus detalles decorativos, nos acompaña Laura Vélez. La bienvenida es en el patio-bar, rodeado de una exuberante vegetación y muebles de fibras y materiales naturales. Muy cerca está la cava, un espacio íntimo y romántico adecuado en un cuarto abovedado subterráneo. Estos ambientes pueden ser disfrutados tanto por los huéspedes del hotel como por sus visitantes, ya que funciona allí también el restaurante Bohemia y su cocina dirigida por el chef Andrés Hoyos.          

El área de la piscina y asoleamiento se reserva para el final de la casa. Esta misma sensación de privacidad y tranquilidad se buscó para las habitaciones, distribuidas en el segundo nivel del hotel. Son en total nueve alcobas –amplias y elegantes– con una capacidad para albergar a 24 huéspedes.

De vuelta al patio, dan ganas de quedarse en una de sus mesas, hacer tiempo para que la brisa de la tarde cartagenera dé paso a la noche con el encanto de sus luces cálidas.

CON RESALTADOR: 120 personas es la capacidad que tiene el hotel para celebrar una boda. Requisito: se debe tomar mínimo dos noches toda la casa. Tienen planes especiales de aniversario que incluyen alojamiento, cena y decoración de la habitación. www.elmarqueshotelboutique.com

5. CASA CLAVER

Caminando por la Calle de Las Damas, a pocos metros de la Plaza San Pedro Claver –que da origen a su nombre– se encuentra este loft hotel boutique en una casa construida en el siglo XVII. Transformada y renovada en su totalidad, con un diseño fresco y  contemporáneo, el primer espacio que lo evidencia es la piscina interna de su primer nivel, acompañada de un jardín vertical que domina uno de sus muros.

Fotos: Andrés Lesmes y cortesía Casa Claver.

Carlos dejó por unos minutos la recepción para mostrarnos parte de las instalaciones. El hotel está compuesto por tres habitaciones estándar –utilizadas en ocasiones como lugar de preparación de las novias que se casan en la ciudad– y cinco apartamentos –ideales para estancias de corto y largo plazo– dotados de servicios como cocina integral, sala, comedor y zona de lavandería privada. El diseño apuesta por los tonos neutros y algunos guiños tropicales en cuadros y accesorios decorativos.

Sin duda, el ambiente más especial de Casa Claver se descubre en su terraza, con una piscina pequeña e íntima, con el sello boutique, y un deck con asoleadoras de madera, rodeado del vibrante colorido de unas veraneras. Y la vista, que quita el aliento, de la cúpula de la Iglesia San Pedro Claver, tan cerca; otra perspectiva de la ciudad antigua y, a lo lejos, la moderna.

Desde allí es imposible no imaginarse el privilegio de vivir un Año Nuevo y disfrutar de los juegos pirotécnicos, aunque dice Carlos que no hace falta esperar hasta el 31 de diciembre. Al ser Cartagena un destino tan apetecido para casarse, cada viernes y sábado es común que el cielo de la ciudad se ilumine con luces multicolores que celebran el amor.

CON RESALTADOR: romántico, de aniversario y noche de bodas son los planes que ofrece Casa Claver a las parejas, y una atención llena de detalles. Un dato para familias o un grupo de amigas: la noche en uno de sus apartamentos, para cinco o seis personas, según la temporada tiene un precio medio de 1’100.000 pesos. www.casaclaver.com

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