Camila + Juan David

Este es un amor que tiene origen y razón en lo sencillo. Con un café se quieren, con un buen vino conversan, con una cerveza en la mano brindan. Viajan en carro juntos y se gozan la compañía del otro, porque el amor puede encontrarse todos los días en los mismos ojos. También está la música de los pájaros, los atardeceres, las canciones que se cantan… lo cotidiano es lo profundo.

VIEJOS CONOCIDOS

Cuando Camila estaba en la universidad, sus amigas del colegio, las de toda la vida, la invitaron a Honda, Tolima. Un paseo para conocer la nueva casa que compraron los papás. Allí se encontró con Juan David, el hermano de ellas, al que había visto más que muchas veces, al que se había encontrado en cumpleaños, en rumbas, por el que nunca hubo un interés y al que, de repente, quería mirar y no dejar de hacerlo. Esa vez se enamoraron. Y hoy recuerdan qué es eso de quererse: él a mil, ella despacio, él administrador y ella diseñadora. A ella el despertador le suena temprano, a él la noche le llega mejor. Son las estrellas, lo simple y lo rutinario, el apodo de kiki que tienen entre sí lo que los acerca y mantiene fuertes, lo que los trajo caminando de la mano durante cinco años.

UN HOGAR

La idea de irse a vivir juntos les conversaba en la cabeza y entonces, después de pensarlo mucho durante varios meses, se decidieron. Encontraron el apartamento, les aceptaron los papeles y en cuestión de una semana ya estaba todo listo. Camila tenía un viaje con sus hermanas y su mamá para Brasil y, entonces, Juan David se quedó organizando lo demás: compró la lavadora, la cama, el televisor… mientras tanto, ella vivía uno de los viajes más reconfortantes: una especie de despedida, un cierre a un ciclo, una intimidad profunda con las mujeres que más quiere. Llegó de nuevo a Bogotá y él la invitó a celebrar por ese nuevo lugar que tenían, le advirtió que estaba caótico, pero que, poco a poco, irían ordenando ese hogar. Cuando abrió la puerta, vio fotos de los dos colgadas por todo el espacio, muchos floreros con rosas rojas y un mantel de cuadros simulando un picnic. Juan David puso play a Por el resto de mi vida, de Andrés Cepeda, y abrió una botella de champaña.

Además de jamones, quesos y tapas, en el mantel había una caja que ella le había regalado de cumpleaños. Cuando la abrió se encontró con un montón de recuerdos: boletas de películas que vieron, etiquetas de vinos que abrieron, fotos de los dos y una carta con catorce razones por las que quería empezar esa vida juntos. Al final, como una posdata, disfruta tu pirita (una piedra mineral que parece oro, que ella conocía bien porque él siempre le dijo que no le daría un diamante sino una de esas piedras). Al fondo, por supuesto, estaba una pirita y un anillo hecho en cinta de enmascarar. La sorpresa. Los nervios. La felicidad. Ella se voltea y él tiene una cajita con un anillo de verdad. Ella lo abraza, le dice que sí, sonríen un montón. Y después celebran, con brindis, con un nuevo hogar, con sus familias que llegan para abrazarlos y ser felices, tanto como ellos lo están.

EL VESTIDO

Soñaba con que su vestido de novia lo hiciera su tía Jenny Amador. Fue la que diseñó su vestido de bautizo, cuando aún no era consciente del cariño que le tiene ahora, el de la primera comunión, sus quince años, su grado… Lo quería bordado, después liso completamente, luego con flores de colores. Cuando supo que sería en Honda, se antojó de algo ligero, romántico y cómodo, un vestido para bailar y fluir. Entonces viajaron a Cartagena, al taller de Jenny, y al llegar, Camila se enamoró de una tela que después se convirtió en su vestido: hecho a mano cien por ciento, con pedrería, de escote profundo adelante y atrás y manga sisa. Sencillo, con la sutileza de los detalles bien pensados. Alrededor de su vestido (que se lo regaló su papá) hubo un montón de significados más; desde el maquillaje y el peinado, realizados por sus estilistas-amigos de toda la vida; el yugo, hecho por Don Eloy, empresa que quiere mucho y en la que trabajó, hasta las joyas: un anillo que su mamá le prestó y las aretas que su suegra le regaló.

EL ENCANTO DE LA NOCHE ANTERIOR Y DE ESE DÍA

La noche antes hubo comida donde los suegros de Camila. Una cena española donde las dos familias celebraron al son de los mariachis que Juan David llevó. La antesala ideal para el día que iba a llegar, que llegó, por supuesto, con nervios y ansiedad y con claridad y soltura. Ya habían entregado a un ancianato 160 huevos (uno por invitado) para que no lloviera, porque aunque en Honda hace mucho calor por esa época el cielo estaba acuoso, ya habían escrito a mano las 160 notas personales que iban encima de los platos agradeciéndole a cada persona su presencia, su cariño, su energía, ya habían (las damas de honor de ella) revisado que cada cosa estuviera en su lugar, ya habían hecho todo con amor y paciencia… ya nada podía salir mejor.

HONDA

Decidieron hacerlo allí porque fue el lugar donde se enamoraron, porque el calor les encanta, porque es donde más felices son: desde que comienza el viaje en carro Bogotá-Honda hasta que llegan a esa ciudad colonial de puentes y pisos en piedra. Decidieron hacerlo allí por los recuerdos, por el comienzo, porque quizás el encanto de las primeras veces nunca desaparece si se vuelve a donde todo sucedió. De ahí que la inspiración fuera el espacio en sí mismo: su cultura, su gente, su pueblo; que todos disfrutaran y conocieran el lugar donde esta historia comenzó. Que se bailaran y se gozaran el día y la noche, que estuvieran cómodos y que el ritmo de cada cosa fuera natural. Tres pilares transversales a tanto amor: mucha comida, trago y buena música.

Cada detalle, cada cosa pequeña y grande la conversaron y la hicieron juntos. No tuvieron wedding planner porque querían un proceso íntimo, donde solo fueran los dos. Así estuvieron varios meses mirando que el presupuesto no subiera, que la decoración, la música, la comida, el lugar tuvieran una conexión evidente. Se dejaron ayudar de sus padres: los de él con la logística, la mamá de ella con la misa y las lecturas, su hermana con las canciones de la ceremonia, su abuela y su hermana pequeña con los zapatos… También de Juanita Stadlin, una amiga de ella, la creadora de las ilustraciones, del save the date, de la página web con mapa, logo y asuntos para no olvidar. La familia mostrando su legado incondicional.

La ceremonia fue en la catedral Nuestra Señora del Rosario, de arquitectura mayúscula y colonial (que decoraron con palmas y plantas) y la fiesta, muy cerca a la iglesia, en el centro histórico de Honda en una casona llamada La Casa de los Virreyes, reconocida por su historia de personajes ilustres del siglo XVII como los científicos de la Expedición Botánica.

Cuando salieron de la iglesia los recibió una papayera, a ellos, a los invitados y a muchas personas del pueblo que quisieron mirar de cerca ese amor. Y así se fueron, bailando, aplaudiendo, cantando hasta la casona a seguir celebrando, a seguir sonriendo. Antes de entrar a la casa hubo coctel en esa calle empedrada que el sol amarillento hacía lucir más, que decoraron con banderines blancos y bombillitos, que parecía una fiesta de plaza, encantadora, romántica, de otros tiempos.

#QUEHONDAKIKI

Después del coctel, hubo tiempo para admirar y maravillarse con esa casona, con sus paredes rugosas, con el verde y las luces, con las mini canoas llenas de frutas que estaban en las mesas, con la arquitectura de cielo abierto.

Para la comida eligieron chefs locales que terminaron por sorprenderlos con un menú autóctono: chorizo marinado y horneado en miel, jengibre y limón, papa criolla, empanada de maíz con lechona tolimense, queso asado campesino bañado con chutney de pimentón ahumado y albahaca, codillo de cerdo cocinado en guarapo de piña, puré de papa y vegetales. El postre no se quedó atrás: ponqué de chocolate, esponjoso y húmedo hecho por la tía de Juan David.

Luego llegó el brindis y las palabras del papá de él, de la mamá de ella, de la hermana de él, de ella y de un amigo de él. Si tú no bailas conmigo, de Juan Luis Guerra, fue la canción que dio inicio a todo lo demás y todo lo demás fue rumba, fiesta, baile, goce, risas, abrazos, brindis, saltos, alegría. Una hora loca con un grupo de flamenco y con botas de jerez. Más baile, más emoción, más diversión. Chispa y amor hasta las cuatro de la mañana; tantas dosis de cariño que hoy perduran en las fotos, en los recuerdos, en la historia que cuentan Camila y Juan, en sus palabras felices cuando hablan de ese día. En lo cotidiano, que es lo profundo.

PD: el #QUEHONDAKIKI fue idea de la hermana de Camila.

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Cami y Juan: que el sol esté en lo cotidiano y lo sencillo y también, en cada piedra que pisen, para que recuerden que caminar de la mano siempre trae su luz.

Este es un amor que tiene origen y razón en lo sencillo... lo cotidiano es lo profundo
Fotos: Sebastián G. Cardone.
Tantas dosis de cariño que hoy perduran en las fotos, en los recuerdos, en la historia que cuentan Camila y Juan, en sus palabras felices cuando hablan de ese día. En lo cotidiano, que es lo profundo

APUNTES FINALES

¿Qué consejos les darían a todas las parejas que en este momento están organizando su matrimonio?

Creo que lo más importante es saber disfrutarse ese día. Pasa tan rápido que vale la pena detenerse a ver todo lo que lograron como pareja y saborearse cada minuto.

Otra cosa es elegir los mejores proveedores, con los que se puedan reunir muchas veces, llamar mil, que les den la seguridad que ustedes necesitan para que ese día todo salga perfecto. Confiar en el trabajo de cada persona es clave para que todo salga bien.

Si no tienen una wedding planner recomiendo, por lo menos, tener a alguien para el día de la boda, hay muchas cosas que hay que solucionar ese día y es mejor que alguien se encargue de eso para poder disfrutar al cien.

Tres cosas que consideren clave para que una relación sea un éxito:

1. El diálogo, la negociación, aprender a ceder. Es importante tanto lo que uno quiere como lo que el otro quiere, es importante aprender a amar las diferencias y respetarlas.

2. Dedicarle tiempo a la pareja y a uno mismo. Del amor propio nace el amor que se le da a la otra persona, es importante cuidarse para cuidar al otro.

3. Disfrutarse en las cosas más sencillas y en la cotidianidad, el amor se encuentra todos los días y hay que saber disfrutarlo.

Un error para no volver a cometer

Pensé que no quería un video, pero después de ver algunos, me hubiera gustado tenerlo.

Luna de miel

Nos fuimos a Miami y de ahí fuimos a parques a Orlando, volvimos a Miami a la playa a descansar, tomamos un crucero a Cuba, Honduras y México. Lo escogimos así porque queríamos descansar, pero también conocer nuevos lugares, viajar en carro, el plan del crucero lo soñábamos hace mucho, y creo que hicimos un poquito de todo y lo disfrutamos muchísimo.

ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.
(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

CRÉDITOS

  • Lugar: Casa de los Virreyes.
  • Iglesia: Catedral Nuestra Señora del Rosario.
  • Fotografía: Sebastian G Cardone.
  • Vestido de la novia: Jenny Amador.
  • Zapatos de la novia: Sandra Gómez.
  • Accesorios de la novia: Aretes de Alfred Kling.
  • Maquillaje y peinado: Juan David Chipatecua.
  • Traje del novio: Camaño.
  • Decoración: Martha Ordoñez.
  • Comida: Dulce Minimal.
  • Postres: Terely Repostería Creativa.
  • Anillos: Joyería Liévano.
  • Ramo/yugo: Don Eloy Rosas.
  • Música: Iglesia: Vitale Agrupación Músical + Voz Susana Pretelt. DJ: Andrés Ortíz.
  • Hora loca: Rafael Durán – Flamenco Colombia.
  • Logística Honda: Alex Villa.
  • Mobilirario: La Utilería.

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