Empezó la tienda con una amiga y después continuó sola, guiada por su olfato para los negocios, por su carácter decidido, por su intuición. La historia de Sposa Mía se cuenta mejor en números: 60 metros cuadrados era el área del dúplex donde abrió la tienda, 100 m2 medía la segunda locación y 200 metros cuadrados tiene el espacio actual. 700 novias visitan al año solo la tienda de Medellín, porque además tienen sedes en Montería y Cartagena.

De los 30 vestidos que empezó ofreciendo en su primer showroom –de los cuales, advierte, se equivocó en un 80 por ciento, porque respondían a su gusto y no a lo que querían las novias- exhibe ahora cerca de 250. Representa, además, a algunas marcas de reconocidas casas europeas de moda nupcial, como Pronovias, Ria Tener y Ricca Sposa.

Con ellas logra abarcar todos los estilos de mujer y sus preferencias: desde las clásicas hasta las más atrevidas.

Definir un día y una hora. Eso es todo lo que se necesita para visitar Sposa Mía. La selección de vestidos empieza con lo que cada una se ha soñado para ese día, con sus fotos de inspiración. Se complementa con las recomendaciones de las asesoras y su sensibilidad para leerlas, para descubrir con paciencia la pieza que mejor se adapte a ellas. En este proceso, confiesa Liliana, la experiencia les ha dado la habilidad para, con solo verles la cara, identificar cuándo las novias hallaron el vestido indicado. Así se prueben otros, siempre vuelven a ese. Al que las hizo llorar o reír, o las dos cosas, de felicidad.

Cuatro modalidades ofrece la tienda para que todas las novias encuentren el vestido que las acompañe el día de su boda: venta y alquiler de vestidos nuevos, para estrenar; y venta y alquiler de usados. Que salgan tranquilas, seguras y felices con su elección es el objetivo de Liliana y de todo el equipo que está detrás de Sposa Mía. También de ese suave y delicado aroma a vainilla.