Tiene una inconformidad con lo preestablecido, con lo convencional. Como si se tratara de un pacto indisoluble con ella misma, le huye a lo estándar. Prefiere crear, diseñar, innovar, inventar y descubrir lo desconocido. ¿Quién decretó que un matrimonio no se puede celebrar en una bodega, en una montaña, en una calle? Es una obviedad, pero una que Alejandra no quiere pasar por alto ni un segundo: no existe una ley que exija honrar el amor de una sola manera. Y ella prefiere la contravía.
Por eso, no pregunta por referentes. No acude a lo conocido. No imita lo ya hecho. Hace un recorrido por los gustos estéticos de los novios y conversa sobre diversos temas: interiorismo, moda, arquitectura, arte, diseño, viajes, gastronomía. La inspiración puede aterrizar en cualquier momento, se puede desprender de cualquier diálogo. Luego, los acompaña a visitar la locación y, como si se tratara del escenario de una película, comienza a diseñar, a conceptualizar, a definir colores y texturas, a plantear qué va a ocurrir allí. Como si tomara un hilo y con él tejiera las costumbres, la historia, los gestos de esa pareja. Invoca los recuerdos y, con ellos, crea un mundo.
Lo primero que haces en el día: agradecer.
Qué te hace muy feliz: bailar, me encanta.
Estilo de decoración favorito: lo no estilo.
Qué no puede faltar en un matrimonio: flores y velas.
Qué sí puede faltar: los invitados por compromiso.
Un plan perfecto y un sueño: viajar y ser mamá.
Lo hace observando, observando mucho y planeando, planeando mucho. Primero la estética que los novios quieren hacer sentir, luego el diseño y cómo se va a lograr eso. ¿Que los invitados lloren, que rían a carcajadas? Para eso el color, el ambiente, la luz, la música, la comida, la disposición de cada objeto. Son más de 300 horas de trabajo introspectivo, de narrar, con cuidado y cariño, una historia que no tiene análoga.
Su experiencia se la debe, en mucha medida, a la maestría que estudió en Madrid, a la práctica que hizo en una agencia de eventos, a los diversos cursos y diplomados de bodas y, por supuesto, a su trabajo en Bodas de Cuento en España que trascendió hasta abrir una sucursal en Colombia. Ser wedding planner va más allá de ser un trabajo. Es su manera de habitar la vida, de presenciar el amor y homenajearlo. No es un asunto mecánico: deja su alma entera en cada boda, sabe que los clientes la contratan porque su creatividad y experticia logran fiestas trascendentales, que no se olvidan.
Es organizada, estructurada, siempre tiene un presupuesto detallado y, al mismo tiempo, es creativa, de imaginación flexible, de curiosidad chispeante, vulnerable, de emociones fuertes.
Insiste en la incomodidad de lo usual. Insiste en crear tendencias. Insiste en desviarse de lo homogéneo porque eso abre el espectro para un encuentro incomparable, para un lugar en la memoria, para la expansión del recuerdo.
No es un trabajo que hace porque se fue acomodando a él. Por el contrario: fue uno que buscó, incesantemente. Fue uno al que le despejó los arbustos necesarios. Fue uno que le perteneció desde muy pequeña: en su casa aprendió que lo que se homenajea, perdura. En eso consiste su oficio: en homenajear la particularidad del amor. Contratar a Bodas de Cuento es contratar a la fórmula de lo inolvidable.
Alejandra Acevedo
3002170330 / 3043315692
alejandra@bodasdecuento.com
¿Con cuánta anticipación hay que buscarte?
Lo ideal es entre 8 y diez meses para que puedan disfrutar del proceso.
¿Haces cita previa? ¿Tiene algún costo?
Sí tenemos cita previa, normalmente es una video llamada o un café. No tiene ningún costo. Me gusta que los novios me conozcan antes.
¿Qué servicios ofreces?
Wedding planner y styling, Elopements y Bodas destino.
¿Tienes disponibilidad para viajar?
Claro que sí. Mi vida profesional la vivo entre aviones y viajes, nuestras bodas y parejas están por toda Colombia. Instagram: @cuentiale
(57) 315 383 6348 + (57) 310 549 0848 info@lalibretamorada.com
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