Sara + Mau

Si a Sara Escobar y a Mau Montaner les preguntaran qué es el amor, primero se mirarían el uno al otro como diciendo “ella es”, “él es” y después lo resumirían en aquel versículo que ella escribió en varios pedazos de madera para decorar el altar: “Love is patient. Love is kind. Love always protects, always trusts, always hopes, always perseveres… Love never fails”.

Los recuerdos son selectivos. Por eso, hay momentos que recordamos y sonreímos. Y otros que, sin embargo, parece que han pasado por nuestra vida sin dejar huella. Pues bien, queremos matrimonios que dejen huella. Novios que dejen huella, invitados que dejen huella, ceremonias que dejen huella, fotógrafos que dejen huella. Queremos matrimonios y personas para el recuerdo, como Saris y Mau. Con ella, tan especial, tan generosa, tan cercana a esta Libreta morada, teníamos una tarea pendiente. Escribir la historia de un amor real, de un amor que, a pesar de ser público, no sabe de pretensiones. De un amor que admiramos, de un amor al que hemos seguido, de un amor sencillo y feliz como el corazón de sus dueños. Escribir la historia de un amor de esos que, precisamente, nos hacen creer en el amor. De un matrimonio auténtico, que te deja una sensación diferente a todos los demás. 

Retroceder en el tiempo es fácil cuando la dicha ha parecido inagotable. Esa primera vez que supieron del otro, estaban en un bar, en un concierto de un amigo en común. Los presentaron y hubo una certeza: la vida se siente diferente cuando la energía de alguien se mira de frente —y se entiende— con la tuya. Mau, que habla espontáneamente, que deja su sencillez al descubierto, que hace chistes y se ríe, dice que la vio y se enamoró. Lo cierto es que el amor vendría después, cuando supieron quererse en la distancia durante tres años —con todo lo que eso implica—, cuando vivieron juntos en Miami, cuando viajaron —y viajan— todo el tiempo sin olvidar que el hogar son ellos dos.

27 DE DICIEMBRE DE 2016

Agradecer resulta ser la acción más significativa dentro de las familias que cuentan esta historia. Agradecer por tantas cosas lindas que pasan cuando están juntos, por la alegría de formar una tribu donde la presencia de cada uno suma. La excusa entonces era aprovechar que todas las familias (la de Sara, la de Camilo —esposo de Evaluna Montaner—, la de Mau) estaban en Miami para pasar Año Nuevo.

La cita era el 27 de diciembre en aquel invernadero de la casa de los Montaner, donde el cielo es el gran testigo. Una mesa larga y grande para compartir la dicha de estar todos “aquí y ahora”. Además, era el momento de ver el video que Saris había editado con los deseos de cada uno para el nuevo año. Lo proyectaron. Cada palabra que se escuchaba, Sara ya la conocía: sus papás, sus suegros, los papás de Camilo, Evaluna… qué momento tan íntimo y a la vez tan colectivo… Pero el final que ella conocía, no fue el final. Hubo más: Mau quería entregarle a Dios su matrimonio con Sara, quería casarse con ella, quería que a su amor lo iluminara el cielo. Cuando Sara se volteó para abrazarlo, lo encontró arrodillado con un anillo. Ella y toda esta familia, tan hábiles para las lágrimas, encontraron que la felicidad a veces es tan grande que sabe a sal. Después llegó esa que sabe a brindis, a fiesta, a música. Sobre todo a música: porque para esta historia, las emociones son canciones.

LA INSPIRACIÓN

Era julio de 2017 y todavía no tenían nada. Habían pensado hacer el matrimonio en República Dominicana, en Cuba, en Medellín, en Miami. Nada los convencía mucho. Pero volver a la esencia de las cosas siempre resulta ser el alivio: lo que más querían era tener una celebración donde la conexión entre todos fuera honesta, donde el amor que se tienen les recordara por qué se eligieron, donde sus amigos, sus familias, estuvieran cómodos, tranquilos, felices. No había uno claro, el concepto era celebrar que la vida les permitía abrazarse y reconocerse. Con eso era suficiente. Bastaba. Y en ocasiones, era más, mucho más de lo que podían agradecer.

EL VESTIDO / EL TRAJE

El vestido que Sara usó fue 100% diferente a lo que alguna vez imaginó vestir mientras se casaba. Le gustan los flecos, los encajes, el estilo medio recargado. Y en cambio, cuando sus dos madrinas —Evaluna y Melissa— la llevaron de sorpresa a a&bé, aquel vestido limpio, impecable y liso en la parte superior; y de tul, muy estilo princesa en la parte inferior, la sacudió. Agregándole unos toques, ese era. Las Barboto le cosieron un cinturón y encajes a la cola. Con las trenzas que su amiga Grace le tejió en el pelo y el maquillaje natural-radiante que le hizo Evaluna, Sara encontró a una novia serena, auténtica, que se parecía a lo que ella era todos los días, incluso más feliz.

Mau usó un liqui-liqui, un traje típico de Venezuela. Quiso seguir la tradición de su tierra, de su idiosincrasia, de su abuelo y su papá. Quiso agregarle significado a lo que llevaba puesto.

DECORACIÓN

No querían rosas. No querían una decoración uniforme. Querían mantener esa línea donde un matrimonio descomplicado y sencillo era lo que los hacía felices. Sara participó en todo, incluyendo las invitaciones. Las diseñó ella, las marcó su amiga Mariana López, “La Mona”, y junto con su mamá las cerró con un sello de lacre en el que se veían las iniciales de ellos dos. Para la decoración compró muchas cosas por internet: abanicos, farolitos, jaulas, velas. De esta manera, todas las mesas se veían diferentes, no había homogeneidad, sino libertad. Las maracas (que la gente hizo sonar al final de la ceremonia) las mandaron a pintar a mano y la vajilla para la comida también fue hecha artesanalmente, en barro, por mexicanos. Después de la fiesta, la empacaron en cuanta maleta se ofreció.  La tienen guardada en su casa por si algún día quieren hacer una fiesta mexicana que les recuerde tanta dicha vivida.

LA CEREMONIA

Un 2 de febrero, la playa, el cielo y el mar de Tulum estuvieron en sincronía con el amor de Mau y Sara. Al arco lo acompañaban un arreglo en macramé, hecho por  Ancestral y varios pedazos de madera donde se leía aquel versículo de amor. Era el inicio de una ceremonia corta, trascendental, profunda. Era el inicio de otra vida y a la vez de esa misma que habían elegido hacía cinco años. 

Cuando hablábamos de matrimonios (y personas) que dejen huella, nos referíamos a la grandeza de este momento espiritual. El más importante de toda la boda: pensado, emotivo, lleno de significado. Sara y Mau querían que todos los invitados sintieran la presencia y el amor de Dios a través de ellos. Y lo lograron. Por eso las lágrimas de familiares y amigos no fueron casualidad. Por eso esta historia es tan diferente a todas las demás: porque tiene fondo, porque refleja el alma de los novios. Porque desde el minuto cero de la planeación estaba clarísimo que Dios era el centro de este amor. De esta unión. 

Como la magia y el amor están en los detalles, Sara diseñó una pieza para cada invitado con los siete momentos más importantes de la ceremonia y la explicación de cada uno. El orden del día. Los compartimos textuales con ustedes porque no encontramos otras palabras más bonitas para describir tanta creatividad, tantos instantes llenos de sentido.

1. EL ARCO. Representa el nuevo hogar que Sara y Mau van a construir juntos, donde comenzarán una familia preciosa que estará siempre protegida por Dios.

2. EL CORDÓN DE TRES DOBLECES. “Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistr. Un cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente” (Eclesiastés 4:12).

3. ORACIÓN. La comunicación es esencial para una relación. Por eso, creemos que la oración es nuestra primera respuesta para todo. Mau y Sara quieren empezar esta aventura de la mejor manera: con la cabeza agachada, los ojos cerrados y el corazón abierto.

4. ARRAS. Simbolizan la provisión, prosperidad y bendición para la pareja. Representan la confianza en el otro para compartir la responsabilidad de manejar las finanzas de su hogar.

5. ARENA. Apenas se junta las arena en un solo frasco es imposible separarla. “Así no son ya dos, sino una sola carne: por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre” (Mateo 19:6).

6. ANILLOS. La unión de los novios bajo el amor infinito de Dios. La continuidad del anillo representa la esperanza de un matrimonio duradero. Es un símbolo externo que simboliza un compromiso interno.

7. MARACAS. Ya los dos son uno a los ojos de Dios. Al escuchar “puede besar a la novia” empecemos a tocar nuestras maracas para que sus primeros minutos como esposos sean llenos de bulla y celebración.

Que Jorge Arango, el pastor que los casó estuviera ahí no era casualidad. Es el mejor amigo de Mau, su guía espiritual, su faro. Y entonces, como el amor tiene poderes extensivos, también se ha convertido en un amigo, una guía, un faro para Sara. Los conoce desde que se conocieron, los ha visto caminar, avanzar juntos. Que él los casara fue un regalo para todos: para él, que tanto los quiere; para ella, que tanto lo admira; para Mau, que tanto le aprende.

Una ceremonia cristiana, que se pareció más a una conversación. Porque para ellos, eso es ser cristianos: conversar con Dios. No había un formato, días antes entre los tres decidieron cómo sería, sobre qué hablarían; y eso fue lo que hicieron: conversaron sobre amor, sobre cómo es la vida cuando hay otro hombro al lado, sobre la fortuna de tenerse como cómplices. Se dijeron que se querían de varias formas, también simbólicamente: hicieron una trenza con la tela del macramé para representar que el lazo de ellos con Dios es irrompible, juntaron las arenas de dos botellitas pequeñas en una más grande para reconocer que sus esencias se mezclan, se unen. También, recibieron las arras —de la abuela de Sara— que significan abundancia y pareciese que el amor ha sabido interpretar esa definición.

La música, que en esta historia es la vida misma, fue uno de los lenguajes de aquel día. Ricky Montaner y Sofía (su novia) cantaron So I Will, una canción muy especial para los novios. Ricardo y Evaluna cantaron La Gloria de Dios y Mau, en vez de sacar un papel y leer sus votos, afinó la guitarra y los cantó.

Jorge, que pertenece a esta familia, no fue el primero en llorar, pero quizás uno de los más conmovidos. Después de él, la lista es larga. Casi todos los invitados lloraron. Los novios también: por ahí dicen que la sal es la cura para todo y cuando la felicidad resulta tan difícil de explicar, de poner en palabras o incluso, en sonrisas, las lágrimas hablan de la profundidad del mar. Por fortuna, Serafín Castillo les dejó el legado más invaluable: los recuerdos tangibles de aquel día para siempre.

LA FIESTA

Un día antes de ese 2 de febrero, Sara y Mau decidieron que la pista de baile no estaría. Mejor, mucho mejor la arena. Mejor, mucho mejor todos los invitados descalzos. Mejor, mucho mejor sentir que estaban en el matrimonio de dos personas que evitan los formalismos y recurren a sus gustos, a lo que los hace sentir que están siendo ellos y no otros. Por eso, tampoco hubo bufete o plato servido sino una mesa grande a donde todos llegaban a reunirse como familia: tortillas, tacos, carne al pastor, todo muy mexicano. Mini postres, que incluyeron churros con arequipe y galletas (con vasitos de leche).

Para el primer baile, más música, más amor, más conexión, más familia: Evaluna y Camilo cantaron Can’t Help Falling In Love With You… aquella balada americana interpretada por Elvis Presley en Blue Hawaii. Después, la fiesta con guaro y con tequila. Con dj, con banda, con MauyRicky cantando, con Piso21 y con Camilo. Y para que quede claro que en esta familia la música es causa y efecto de todo, llegaron los mariachis y el micrófono lo sostuvo Ricardo Montaner.

Mientras Sara y Mau cuentan su historia, alegres, enamorados, risueños y sueltos, Camilo —el cuñado de Mau y también de Sara, porque en esta familia todos son hermanos, todos son familia— recuerda que la emoción se robó muchas de sus lágrimas. Después, Ricky interviene para decir que fue un matrimonio que se sintió como en casa, como estar en la sala todos reunidos. Quizás es ese el secreto de esta historia, de este amor, de esta familia: que todos se sientan como tal, que cuando tu hermano elige a alguien, tú también lo haces porque la felicidad de él es la tuya. Que reunirse en la sala a conversar y saber que están juntos es recordar que el amor nunca falla.

En esta Libreta morada aprovechamos para darles las gracias por su tiempo y su cariño, por aceptar contar su historia en nuestras páginas. Aprovechamos, también, para desearles un amor tan poético que suene a canción. Tan paciente que sepa a serenidad. Tan dichoso, que siempre lleve un poco de sal de mar. ¡Los queremos!

Fotos: Serafín Castillo.
No querían una decoración uniforme. Querían mantener esa línea donde un matrimonio descomplicado y sencillo era lo que los hacía felices
Una ceremonia cristiana, que se pareció más a una conversación. Porque para ellos, eso es ser cristianos: conversar con Dios
Love is patient. Love is kind. Love always protects, always trusts, always hopes, always perseveres… Love never fails
1 Corintios 13:4-8
Mau, en vez de sacar un papel y leer sus votos, afinó la guitarra y los cantó
Lo que más querían era tener una celebración donde la conexión entre todos fuera honesta, donde el amor que se tienen les recordara por qué se eligieron
Tres fotos compartidas por la novia. Detalles de la decoración.
La música, que en esta historia es la vida misma, fue uno de los lenguajes de aquel día feliz
ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.
(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

LA MIRADA DE SERAFÍN CASTILLO

Sera es un amigo muy especial para esta Libreta morada. Hace dos años estuvo en Medellín, dictando una charla a fotógrafos, y el tiempo -y la generosidad- le alcanzó hasta para regalarnos, a mí y a mi esposo, una bonita sesión de pareja que nunca nos cansaremos de ver. Él tiene pendiente su promesa de volver a visitarnos con Ote, su novia, y yo, a propósito de esta corta entrevista sobre su percepción del matri de Sara y Mau, quedé con la tarea de enviarle más notas de voz con ese acento "paisa" que tanto disfruta escuchar. Aquí, sus palabras.       

1. ¿Cómo un fotógrafo de Málaga, España, termina en México tomando las fotos del matrimonio de un venezolano y una colombiana?

“Siempre digo que las fronteras son líneas que se ha inventado el hombre, así que gracias a Internet esas líneas se han roto. ¿Cómo conocí a Mau y a Sara? Creo que la vida trata también de conexiones. En España, Catalina, de Save the Date, me puso en contacto con Mariana, de La libreta morada, y gracias a ti, Sara, que también es de Medellín, conoció mi trabajo. Una vez estaba en Miami -porque siempre que tengo bodas en Latinoamérica hago escala en esta ciudad- Sara se enteró de que yo estaba allí y me invitó al estudio de grabación de Mau. Pasé una tarde con ellos, nos llevamos súper bien, la energía fue súper buena, y creo que ahí creamos un vínculo. Entonces, un diciembre, Mau no calculó bien la diferencia horaria y me llamó sobre las 12 de la noche diciéndome que le haría mucha ilusión darle la sorpresa a Sara de que yo fuera el fotógrafo de su boda. Y nada, me llevaron así a México, muy contento porque siempre al año tengo unas cuatro o cinco bodas en Latinoamérica, así que siempre estoy encantado de volver”.

2. ¿Por qué fue tan especial para ti la boda de Sara y Mau?

“Fue muy especial porque desde que los conocí en Miami tuve una conexión muy guay, al ser los dos creativos, me sentía muy cómodo con ellos, nos llevamos súper bien. Yo, sinceramente, no conocía la trayectoria musical de Mau ni nadie de su familia hasta que casi terminó la boda, así que en ningún momento sabía dónde estaba y eso me gustó más todavía”.

3. ¿Cuál fue tu momento favorito de ese día?

“Pues la verdad que todos. Fue mi primera boda del año pasado y me tiré todo el año recordándola. Ha sido tan especial que no hecho ni post, porque como me gustan todas las fotos, porque fueron todos momentos mágicos, pues no he sido capaz. Si tuviera que elegir algún momento, diría que la ceremonia, cuando los dos se abrazaban y no podían contener sus sentimientos y se les escapan las lágrimas, pues estaba yo detrás de la cámara casi igual que ellos. O cuando en la fiesta, Piso 21 empezó a cantar, yo tampoco los conocía, me subí al escenario con ellos, haciendo fotos, la energía era súper guay”.

Gracias por tu talento, Sera. Estás en la lista de nuestros fotógrafos favoritos en el mundo. Las páginas de esta Libreta morada siempre estarán abiertas para ti, para tu trabajo. Ojalá muchas parejas que nos leen se enamoren de tus fotos y podamos publicar más matrimonios bajo tu mirada.

CRÉDITOS

  • Lugar: Akiin Beach, Tulum, México.
  • Wedding planner: SOS Wedding Planners.
  • Fotografía: Serafín Castillo.
  • Video: Recorramos Planetas.
  • Vestido de la novia: A&Bé.
  • Maquillaje y peinado: Evaluna Montaner (maquillaje); Grace Gil (peinado).
  • Accesorios de la novia: Zawadzky (aretas); Las Barboto (cinturón e intervención del vestido).
  • Vestido del novio: Liqui-liqui típico venezolano.
  • Comida: Mexicana, de Akiin Beach.
  • Postres: Akiin Beach.
  • Invitaciones: La Mona (Mariana López) y la novia.
  • Impresión: Invitarte.
  • Cámaras de sandías y letreros camino al altar: Meli Arbelaez.
  • Telar altar: Ancestral.
  • Música: Banda local.

Comentarios

  • Catalina Soledad Carril Aravena 03-03-2019 23:03

    Un amor que se transmite a través de este texto, igual que ustedes como familia... celebro la vida que Dios les dió. ¡Que viva el amor!

  • Irka Serrano 04-03-2019 00:03

    Que belleza... la descripción me traslado a ese hermoso lugar y a ese momento lleno de magia. Pude sentir la arena y escuchar el sonido del mar.Que ese amor dure toda la vida y la que sigue.

  • Carolina usme 04-03-2019 10:03

    Todas las historias que la libreta morads escrube son especial! Todas y cada una de ellas!!! Gracias por mostrarnos detalles de momentos tan llenos de magia!!!

  • Jessica Segura 04-03-2019 10:03

    WOW, enamorada de esta familia y sobre todo de Mau y Sara! Leer esta historia fue mágico, no hay duda de que la presencia de Dios estuvo ese día.

  • alejandra alzate 04-03-2019 10:03

    Super estas historias...transportan e inspiran. En esta solo faltó el video..pero esta demasiadoo hermoso todo

  • Arlyne Sandoval González 04-03-2019 18:03

    Preciosa toda esta historia, de verdad lloré, me sentí allí en esa boda, estoy muy feliz de que uno de mis músicos favoritos haya encontrado el amor, y deseo que Dios nuestro Señor, los mantenga unidos y los haga felices siempre, gracias a la libreta morada por compartir una parte de ese día a través de sus letras, bendiciones!

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