Lulú + Jacobo

Cuando la música es el narrador de una historia, la vida es una fiesta. Que se baila, que se siente, que se explica por sí misma, que recorre las venas. Este amor, el de Lulú y Jacobo, tiene una banda sonora donde la alegría, la frescura y la serenidad se escuchan con una nitidez especial. Hubo fiesta el 9 de junio de 2018, porque siempre hay fiesta cuando ellos dos están cerquita.

LA PROPUESTA

Es, quizá, el inicio más trascendental que una historia pueda tener. Por fortuna, lo tiene la de ellos dos: fue en el Eje Cafetero, después de casi cinco años de novios (uno de ellos viviendo en Barcelona) y una relación donde la música ha sabido hablar con ambos. Con ese anillo, Jacobo le preguntó a Lulú si compartirían su vida ese tiempo utópico que se hace llamar parasiempre. Con ese y con ningún otro. Con el mismo anillo que su papá le regaló a su mamá el día que él nació. El mensaje es tan profundo como certero: el tesoro con el que lo recibieron a él en este universo, también pertenecía —pertenece— a la mujer donde él encuentra lugar.

LA INSPIRACIÓN

Campestre, fresco, con flores, árboles, follaje y música al aire libre. Mezclar todos los elementos que hacen parte de su camino: él, veterinario, amigo y amante del campo. Ella, comunicadora, de familia de músicos, con un lenguaje que acude a lo natural. Se unieron, como hacen los buenos equipos, para elegir, decidir, armar su celebración: cada detalle fue visto por la mirada de los dos.

LAS INVITACIONES

Después del primer sí, vinieron muchos más. Muchos sí en forma de regalo: la mamá de Lulú, la música; el papá, las fotos y el video; los tíos, el lugar; la suegra, la comida. Una amiga, la ilustración que después otra amiga convirtió en animación, a la que después otra amiga le agregó música. Al final: una invitación que era video, una invitación que era regalo, una invitación que era la extensión de la amistad (clic para verla).

Aquella ilustración (que estamparon también en telas y dieron como recordatorios) muestra a Jacobo y Lulú conectados por un hilo rojo, haciendo alusión a la leyenda japonesa que dice que quienes están destinados a estar juntos, sostienen un hilo invisible que jamás se rompe.

Al final, el video invitaba a todos a ingresar a www.ljnoscasamos.com la página web (que también fue un regalo de un amigo) que tenía toda la información que necesitaban saber: lugar (El Establo, en Zona E), dress code (con el que te sientas cómodo), música (agrega las canciones que quieras escuchar a esta lista de Spotify), los regalos (ayúdanos a cumplir el sueño de remodelar nuestro apartamento. Las opciones estaban clasificadas por espacios: a los que les gusta cocinar, algo para la cocina; a los que disfrutan un buen baño, un espejo por ejemplo; los ordenados podían ayudar a crear vestieres perfectos y así, fueron construyendo su nuevo hogar).

Para Lulú y Jacobo, lo más valioso de esos días previos al matrimonio fue el cariño que recibieron de tantos amigos, de la familia; esa sinergia de talentos, de que el querer se reflejara a través de lo que cada uno es capaz —y disfruta— dar.

EL VESTIDO / EL TRAJE

Lulú tenía muchas ideas para su vestido. Armó plan con su mamá y se fueron a Miami a medirse diseños sin afán, a ver qué le quedaba bien y qué no.  De regreso en Medellín, Las Barbotto, muy cercanas desde siempre a su familia, fueron las encargadas de aterrizar sus ideas y referentes. Quería un vestido sencillo, sin velo, con una cola larga que saliera de la parte inferior de la espalda y que después pudiera quitar para bailar con libertad. El tocado lo trajo de Barcelona -su ciudad preferida, donde tiene una historia compartida con Jacobo- y tiene la firma de Lito & Lola. Le gustó porque era delgadito arriba, tipo diadema, y más protagonista en la parte de atrás. Le gustó también por ese sutil toque palo de rosa. En el viaje a Miami se enamoró de unos tacones en este mismo tono, con un pompón grande y llamativo que sentía que la representaba, que era “puro ella”. A esto sus amigas le llamarían una “Lulusada”, a esa atracción que ha sentido desde pequeña por las cosas con boleros, rosadas, con moños y adornos. Fiel a su esencia, eligió también unas botas de terciopelo con estampado floral que usó durante la fiesta buscando estar y sentirse más cómoda.

Jacobo hizo su traje con María Zuleta. Al principio, llegó con unas ideas más arriesgadas, pero al final terminó llevándolas a un estilo más clásico, conservando un aire fresco al decidir no llevar ni corbata ni corbatín y apostándole al color en sus medias.      

LOS SÍMBOLOS

Una celebración no solo hecha por amigos y familia, que se fueron sumando, que fueron aportando; sino una ceremonia —y fiesta— cargada de símbolos, de significados, de trascendencia.

Se casaron primero en Santa Fe de Antioquia, en una casita pequeña que tienen en el pueblo. Algo íntimo, solo la familia y el notario (amigo cercano). Nada de protocolos, ni formalismos. Todo fluyó como el amor pone a fluir los acontecimientos: naturalmente.

Después, el 9 de junio, se casaron por segunda vez. Para Lulú, el día empezó en su finca, el lugar donde creció. Estaba con su mamá, su media hermana que vino de Australia y su tía. Hicieron yoga, desayunaron sin afanes y salieron a coger las flores para el yugo que tejieron entre las tres. Después, llegaron sus mejores amigas: hubo champaña y se arreglaron juntas mientras el padrino llenó la finca de hortensias blancas y buena música. Fue una fiesta antes de la fiesta. Fue el amor antes del amor.

Lulú entró con su papá y su mamá, uno a cada lado. Entró a través de esos tapetes persas, de ese último, de ese que estaba debajo de las sillas donde se sentaron ella y Jacobo, de ese que tiene tanto valor emocional, de ese que compraron en un viaje a Marruecos y que resultó siendo la primera compra para el hogar que formarían. Por ahí, en algún lugar acompañándolos, estaba también el guayacán rosado que compraron para sembrar en la finca. Y por supuesto, la música, que siempre estuvo, que siempre está, supo ser compañía como comienzo y como final. Porque detrás de Lulú, entró Gusi, cantando “Para Siempre”, la canción que los dos eligieron para ese momento y que, como todas, era causa de alguna alegría compartida. Porque este amor, que tiene banda sonora propia, escogió cada canción como si se tratase de ciencia: con precisión, con argumentos. Con la premisa de que cada una contaba algo importante.

Mientras esa banda sonora —especial y con significado— sonaba, llegó la ceremonia: un ritual —o varios— que construyeron junto a Gabriel (un ex sacerdote cercano a la familia) que fue la guía para tanto amor. Primero un ritual de luz, donde los papás de los dos les transfirieron su luz encendiéndoles una vela. Después un ritual de flores, donde algunos amigos especiales (incluyendo el padrino y aquel que los presentó) les dieron una flor como símbolo de un deseo, de un agradecimiento o de un don. Finalmente, un ritual donde todos compartieron pan y vino. De eso se trataba este día para ellos: de compartir con quienes quieren, de que fueran ellos, de algún modo, los que hicieran la ceremonia.

Siguiendo con los símbolos, la comida fue paella. Para representar aquella época feliz de Barcelona, donde empezaron a saber que era la vida cerquita del hombro del otro. De postre, la torta negra de El Portal que tanto le gusta a ella y torta de chocolate de Chocology para los que preferían algo más dulce. También, una estación del Laboratorio del Café en honor a Jacobo que tanto sabe —y disfruta— de esta bebida.

LA FIESTA

La fiesta, que empezó desde el coctel con la música de Son de la Nubia, fue una oda a esa vida que tanto los une; a esa melomanía. La fiesta empezó en el atardecer con son cubano y salsa, con un montón de gente feliz. La fiesta siguió en la comida, de nuevo con música precisa y exacta: desde Beatles, Jorge Drexler, Norah Jones, Sabina, Alejandro Sanz, Coldplay… La fiesta siguió con el primer baile, con ese “Quiero Verte Sonreír” de Carlos Vives que sacó las mejores sonrisas de muchos. La fiesta siguió con la fiesta, a cargo del dj, de Vuelta Candela y de tantos amigos músicos —incluyendo a Lulú— que se subieron a la tarima a cantar. La fiesta se extendió hasta las tres de la mañana, con las luces prendidas y el desorden de un lugar que tuvo alma. Pero la fiesta sigue, porque un amor con música de fondo continua es un amor que baila, que siente su melodía y su compás. Que no se cansa de cantar.

En esta Libreta queremos usar las palabras de Drexler: sigan siendo causa y efecto. Amen más la trama que el desenlace.

APUNTES FINALES

¿Qué consejos les darían a todas las parejas que en este momento están organizando su matrimonio?

Que en la medida de lo posible sean fieles a sus gustos, creencias e intuición. Cuando las cosas son naturales, sin ser forzadas y salen del corazón, todo es más lindo.

Cosas que consideren clave para que el matrimonio sea un éxito.

Ser muy organizados y saber delegar el día del evento.

¿Para dónde se fueron de luna de miel?

Nos fuimos para Bali. Siempre soñamos con conocer esa zona del mundo y todo se fue dando para podernos ir para allá. Fue inolvidable y mágico.

ESTE TEXTO FUE ESCRITO POR JULI LONDOÑO PARA LLM.
(EN INSTAGRAM LA ENCUENTRAN COMO @CARECOCO). HERMANA DE PABLO, DE SANTIAGO, DE FELIPE. PERIODISTA, ENAMORADA DE LAS LETRAS HECHAS LIBROS, HISTORIAS, VIAJES, CANCIONES DE SABINA. SU FIRMA TIENE –SIEMPRE– UN ESPACIO EN LAS PÁGINAS DE ESTA LIBRETA MORADA.

CRÉDITOS

  • Lugar: El Establo, Zona E.
  • Wedding planner: Selecta.
  • Fotografía: Verónica Ramírez para Valeria Duque Fotografìa.
  • Video: LIA Videógrafos.
  • Vestido de la novia: Las Barbotto.
  • Zapatos de la novia: Tacones: Michael Kors / botas de flores en la fiesta: Nine West.
  • Accesorios de la novia: Tocado: Lito y Lola / accesorios: Zawadzky.
  • Maquillaje y peinado: Paula Restrepo.
  • Traje del novio: María Zuleta.
  • Zapatos del novio: Misha.
  • Decoración: Selecta.
  • Bata: Nótt + La libreta morada
  • Comida: Paella de El Barral. Coctel y snacks, de Selecta.
  • Postres: Chocology, El Portal, Laboratorio del Café.
  • Invitaciones: Guión y dirección: los novios. Ilustraciones: Amalia Restrepo. Audio: Mariana Restrepo. Animación: Vuelta Canela.
  • Anillos: Capa Joyería.
  • Música: Son de la Nubia y Vuelta Candela.

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