Novias de negro

Vestido de novia

De negro se casó hace más de cincuenta años una elegante abuela llamada Blanca Oliva Ramírez. De negro se casó, en 1997, Sarah Jessica Parker, con un diseño de Morgane Le Fay, en un vestido que se volvió tan icónico como el Vivienne Westwood, que lució como Carrie Bradshaw, en Sex and the City. De negro se casaron, en este 2017, Susana Elejalde y Daniela Sánchez. De negro, sí, que es también un color para las novias.

Sofisticado, versátil, favorecedor. También arriesgado, porque no nos digamos mentiras, si hay algo que hace parte de nuestro imaginario es que las novias van de blanco. Al menos en esta Libreta siempre asociamos el blanco con matrimonio. Por eso, cuando vimos las fotos de dos novias de aquí que se casaron de negro en el Instagram de Avalon Weddings, nos emocionamos. Primero, porque nos gustan las mujeres con personalidad; y segundo, porque eso nos llevó a replanteamos el estilismo de la novia. A investigar, a preguntarle a expertos, a mirar el pasado. 

En recientes desfiles de novias alta costura aparece el negro como protagonista o fiel compañero del blanco. Marcas como Pronovias, Vera Wang, Valentino, Alexander McQueen, Zuhair Murad y la del vestido de esta foto, un Elie Saab al que le regalamos todos los corazones morados cuando lo vimos, lo han ido incorporando poco a poco, con pequeños toques, o en un total look. Propuesta del diseñador, o iniciativa de la novia, nos gusta el contraste que el negro genera sobre el blanco. En una manga, un cinturón, un lazo. Detalles.

Elie Saab
Beba´s Closet, Oscar de la Renta, Immaclé Novias.
Matrimonio Sara Jessica Parker, 1997
Matrimonio Blanca Olivia Ramírez, 1947

Cuando apenas tenía 18 años, Blanca Oliva, cuenta su hermana Dora, buscó a la mejor modista de Caldas, municipio en el que vivían, para que confeccionara su vestido de novia. De apellido Bermúdez, aquella costurera le hizo a medida un traje sobrio y elegante, así como ella y su novio Pedro Pablo lo querían. Un sombrero, también negro, acompañó el diseño que, por debajo de la rodilla, le quedó perfecto a esta novia que se había enamorado del joven que vivía a solo dos casas de ella.

Aunque el blanco era común, se usaba también en esa época el negro, recuerda Dora, pues  verse bien vestidas y glamorosas era un objetivo principal. “Aunque no se prestaba tanta atención al vestido como sí pasa hoy”.

En aquel momento histórico, explica Alejandro Gil, profesor investigador de Colegiatura Colombiana, eran más austeros, predominaban los cortes simples, siguiendo las líneas del cuerpo, no de formas voluptuosas que se han visto más desde finales del siglo XX. De alguna manera, más modestos.

Si bien es cierto que el vestido blanco de la reina Victoria, con el que se casó en 1840 con el príncipe Alberto, marcó un hito e influenció las elecciones de futuras novias en todo el mundo, es necesario analizar el contexto mundial e histórico de la psicología del color, para entender el porqué el negro también se lleva en este gran día. Por ejemplo, no representa luto para todas las culturas ni es gótico o misterioso en todos los ámbitos. En los últimos tiempos, comenta el profesor Gil, se han ido desmitificando las connotaciones negativas que tiene este color para  resaltar las positivas.

“El siglo XXI viene con cambios vertiginosos muy potentes y las novias que se están casando en los últimos años desmitifican mucho las tradiciones, el deber ser de vestirse de blanco, aunque creen en el matrimonio como tal (….) En el siglo XXI, la gente empieza a fundirse, a mezclarse;  son mucho más contemporáneos, con visión de vanguardia. No temen a atreverse a utilizar el color para un ritual de esta magnitud como el matrimonio”.

DOS NOVIAS CONTEMPORÁNEAS

Fotos: DZuleta - Wedding Planner: Avalon Weddings - Decoración y yugo: Toque Rosa

Susana Elejalde no quería lo típico “que toca hacer y que todo el mundo hace”. Ese fue su primer pensamiento cuando decidió casarse. Es verdad que intentó con el blanco y se probó algunas piezas, pero no la “llenaban”. Su piel blanca siempre hizo que no se sintiera del todo bien con ese color y, en su vida cotidiana, le encanta usar negro. Estos factores le dieron la claridad: el vestido debía ser, indudablemente, negro.

Llegó a Alado, en donde Alejandro y Andrés le ayudaron a hacer sus ideas realidad. Cuando se elige un vestido de un color diferente al tradicional blanco para el matrimonio, afirma Susana, se experimenta el miedo a que se “vaya a ver normal, que parezcas una invitada”. Ya tenía mil vestidos negros de noche y no quería verse como si llevara uno de ellos. Mostró algunas inspiraciones para explicar cuáles eran los estilos que le lucían más, pero el reto era cómo hacer un vestido negro que pareciera de novia, “para que cuando yo llegara quedara claro que no era una invitada ¡sino la novia!”.

Bocetos Alado

Y le encantó. Con apliques de cuero y diseñado en tres partes -corto para el baile y encima con una falda larga y una cola-, lo complementaron con un tocado en lugar de un velo y unos zapatos también diseñados en Alado. Su esposo Mauricio, de nacionalidad mexicana, supo antes de su elección. “Le había contado que los blancos no me convencían y que me gustaría negro. La primera vez que le dije negro como que abrió los ojos, pero no fue terrible”.

Cuando la vio aparecer de la mano de su padre, ese 4 de febrero de 2017, su cara lo dijo todo: estaba deslumbrado. Muchos de los invitados no tenían ni idea de su elección, solo se sabía que las mujeres, de acuerdo con el código de vestuario, no podían ir de negro. ¿Y los papás? Su madre la acompañó a las pruebas, incluso, como los zapatos de Susana tenían tonos vino tinto, le diseñaron a ella un traje rojizo para que todo coordinara; al igual que el toque especial en el corbatín de su papá, que usó jeans. Es que “ellos tampoco tuvieron un matrimonio blanco, se casaron en los setenta por lo civil”. 

La ceremonia, hippie como ella la llama, se realizó en Fizebad y la reacción de todos fue muy linda. Esta novia, que tampoco utilizó el típico vestido en sus quince años y que previamente se unió por lo civil con Mauricio con un atuendo rojo, cree que cada quien debe casarse como quiera, no de determinada manera porque alguien lo dice o porque todo el mundo usa blanco. “Es tu día, la oportunidad de hacer tu fiesta, de ponerte el vestido que nunca te has puesto”.

Con Susana, Daniela Sánchez no solo comparte el negro como color elegido para su vestido, también la forma de pensar. Daniela confiesa que no quería nada esquemático ni tradicional. Blanco y negro marcan su día a día y algo así esperaba para su matrimonio.

 

También acudió a Alado, en donde le dieron gusto. En el momento de elegir pensó en sus papás y en la familia de su novio Daniel, pero luego reflexionó que este sería su matrimonio, suyo, y se tranquilizó cuando llamó a su futuro esposo. “Salí de la cita con el diseñador y le dije, ¡hola, tengo un vestido negro!… Quería saber si sería problema para su mamá y él me respondió que estaba súper bien. Que le parecía bonito blanco y negro”.

Tul negro, con flores negras bordadas. Un diseño con detalles que a su madre le fascinaron. Daniela sentía que era su vestido, “¡era para mí!”. También tenía bolsillos, lo que lo hizo aún más perfecto. Se sentía cómoda y feliz.

El 12 de febrero de 2017, cuando apareció en Chuscalito, sitio elegido para la ceremonia civil, hubo un gran recibimiento y fue perfecto, recuerda, porque los invitados llevaban mucho color, un asunto que sumado con la decoración marcada por la vegetación y las flores contrastó muy bien con los novios que estaban de blanco y negro.

Una novia que se atreva a vestir de negro o de otro color, es una que está dispuesta a ser ella misma, asegura, que dice “esta soy yo y es lo que quiero compartir con ustedes. Si te gusta el azul o el rosado, ¡pues debes hacerlo! Porque tenemos un montón de normas y es el día de uno, y si uno está feliz, los demás también lo estarán”.

Parecía que el negro estaba vetado para las novias. Pero no, el negro estiliza, el negro nunca pasará de moda, el negro es un clásico que siempre será sinónimo de buen vestir. 

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